InicioArtistasHumoris causa: ¿Cómo el globero, dos en uno, así soy yo?

Humoris causa: ¿Cómo el globero, dos en uno, así soy yo?

 

 

 

Imagínese frente a un  espejo, peine en mano, reflexionando sobre un problema del momento. Reflexionar en esa posición es muy común, todos los hacen – menos los calvos, claro -.

Lo que no es común es que puesto ante el cristal, éste nos devuelva una imagen risueña cuando uno está serio o que cuando uno hace morisquetas, saca la lengua o guiña un ojo, permanece impasible. Tomado así, se puede pensar que alguna pieza  de fábrica, está fallando. Que si uno siempre anduvo como un reloj, y ahora adelanta o atrasa, ¿cuál es la razón?

Es fácil echarle la culpa al minutero. No somos relojeros pero si  curiosos, y por naturaleza desconfiados, y nos preguntamos si el del cristal, ¿no será otro?, ¿vendremos dos en uno como el globero?, ¿será que las imágenes también se pueden clonar?.

Claro que tampoco nos podemos ir al otro extremo, como aquel que fue al Psicólogo y le dijo.

-Ando con un problema de identidad…

– ¿Doble personalidad, acaso?

– Se me venció la cédula.

Pero claro, no sólo de confusiones vive el hombre, hay mujeres que

también se confunden, como aquella que después de hacer el amor, encendió la luz y exclamó…

– ¡Ay!, me asusté, yo creía que era mi marido…

– Los otros día venía caminando por el centro (es rigurosamente cierto). Para un auto y el tipo me dice….

– Tengo  listo todos los papeles. Ahora voy al banco, y en media hora paso por tu Escritorio,  firmamos, y te doy la plata, ¿tà?.

Miré para todos lados, y era el único que estaba contra la calzada en diez metros a la redonda. Me puse contento al enterarme que tenía una oficina y que firmando un papel recibía plata. Me puse a chiflar y enderecé para mi Oficina, ¿dónde queda?, ¿qué tipo de negocios hago?, fue cuando recordé que vendía quiniela en el frente de  mi casa y que era free lance en el periodismo…

Quedé más confundido que el Torito Mocho en una boda. Fernandiño fue y saludó al novio en su noche de boda, le deseó suerte y eterna felicidad. El tipo lo miraba y agradecía. «Que bombón vas a degustar esta noche, picarón». Fue entonces que le dijo, «yo no soy quien me caso, el que se casa es mi hermano».

Quedó más confundido el Nando que un vecino al que un tipo lo paró en la calle y le dijo: «Hace años que te conozco y por eso te lo tengo que decir…¡tu mujer te engaña!.

– ¿Y?

– El tipo era soltero.

 

CAMACA

 

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