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Edil, Mirta Turino. “Traigo las voces de las mujeres viejas y sus vejeces”.

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, la
Junta Departamental de Salto realizó una Sesión extraordinaria el
pasado 9 de marzo. En la oportunidad, mujeres de todos los
partidos marcaron su posición. Hoy compartiremos las expresiones
de la edil de la lista 828 del FA, Mirta Turino.

HABLA MIRTA TURINO
“En este marco del “Día de la Mujer”, traigo a esta sala la voz de las
Mujeres Mayores. Las voces de la “Mujer vieja y sus vejeces”. ¿Por
qué vejeces en plural? ¿Acaso no existe una sola vejez en la
mujer?

De acuerdo a la investigación de las sociólogas uruguayas Rosario
Aguirre y Sol Scavino, existen las vejeces, no solo una.

Pensemos este concepto:

Dentro del universo de personas mayores, las mujeres somos más,
numéricamente hablando. Sí, vivimos más que los hombres. Los
sobrevivimos. Por eso, concluimos que existe una feminización de
la vejez.

Respecto al rol del cuidado, constatamos que esta tarea (amorosa,
delicada, responsable) ha estado a cargo de la mujer
históricamente… y lo sigue estando. El cuidado, entonces, tiene
cara de mujer también.

Cuando se llega a la vejez, en muchas situaciones, con la viudez, la
mujer aumenta la pobreza: los datos nos informan que la pobreza
en la vejez también es femenina.

¿Y qué decir de la violencia, abuso y maltrato? También la mujer
vieja lo sufre en alguna de sus formas: física, sicológica,
institucional, patrimonial y hasta sexual, aunque en menor grado.

Las más frecuentes son las psicológicas y las patrimoniales. Si a
estas realidades las coronamos con la mirada estereotipada,
asociada a la enfermedad, a la pasividad, al deterioro, a la muerte,
no la estamos viendo, reconociendo y valorando a la mujer vieja
como una persona, sujeto de derechos que es.

Con la autoridad que avalan mis palabras, trece años de estudio de
vejez y envejecimiento, y un segundo tema tan importante como
este, que es estar transitando esta etapa del ciclo de la vida; es la
vivencia pura, viva y orgullosa de una vejez saludable, que me
permite estar acá, hoy, participando junto a ustedes. Y en este día,
levanto la bandera de la reivindicación de nuestros derechos,
consagrados en la Convención Interamericana de la Protección de
los Derechos Humanos de las Personas Mayores, aprobada por
unanimidad durante el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, en 2016.

Allí se establece la independencia, autonomía, soberanía, toma de
decisiones, así como la igualdad, sin discriminación.
Hoy, ubicados en este momento, en este tiempo, la ONU ha
decretado a esta década que ya comenzamos, del 2020 al 2030,
como la “Década del Envejecimiento Saludable” e insta a los países
a trabajar en ello.

Me resisto a creer que la misma finalizará sin que los gobiernos, los
estados y las sociedades reaccionemos ante esta revolución
demográfica tan trascendente, que hará que la franja etaria de
sesenta y cinco años y más, será mayor a la de cero a catorce
años. ¡Cuántos cambios en el escenario social, económico, político,
cultural!

Mónica Roqué, experta argentina en personas mayores, a quien
tengo el gusto de conocer, quien trabajara muy cercana a nuestra
exdirectora Adriana Rovira, también experta internacional en el
tema, considera erróneo no contemplar el aporte de las personas
mayores, incluidas las mujeres, a la economía nacional. A partir de
la realidad demográfica, se pueden abrir nuevas oportunidades,
nuevas industrias, nuevos emprendimientos, nuevos rubros a la que
ella llama “Economía Plateada”. Estas nuevas vejeces de las mujeres
se caracterizan al medirse por:
La vejez cronológica (que se va expandiendo en el tiempo).

La vejez fisiológica (los cambios corporales y el funcionamiento).

La vejez social.

Es acá, en esta última, donde se manifiestan las mayores
desigualdades.

Mucho de esto se basa en cómo llegamos a las vejeces, cómo es
ese proceso.

Por ejemplo: ¿Cómo ha sido nuestra historia personal? ¿De dónde
venimos? ¿Tuvimos nuestras necesidades básicas satisfechas
(alimento, cuidado, amor, salud, abrigo)? Más tarde, al ir creciendo,
¿oportunidades de estudio, trabajo, vínculos, redes de contención?
¿Vivimos en la ruralidad, o vivimos en la ciudad?

Todos estos factores fundamentan las vejeces en plural, diversas.

Si cada una de nosotras descubre que llegar hasta acá en el ciclo
de vida es un logro, si todas las mujeres viejas pensamos que sí es
un logro, estaremos avanzando.

Pero esto está relacionado con la capacidad de cada mujer mayor,
de lograr una intimidad (entendiendo por intimidad la confianza en
nosotras mismas y en las de las demás y todas unidas expresar
nuestro potencial creativo).

¿Cómo lo haremos? Saliendo de las sombras y dándonos permiso
para encontrar la igualdad en Derechos Humanos. SER quienes
queremos ser. Solo falta nuestra propia decisión.

Esto me trae el ejemplo de una persona, mujer mayor, hoy de
ochenta y seis años, que despertó mi admiración, mi respeto, mi
reconocimiento: Ida Holz.

¿Quién es Ida Holz? Una mujer vieja hoy, uruguaya, hija de padres
judíos. Su profesión: ingeniera.

Su vida tuvo mucho sacrificio, porque su padre fallece cuando era
pequeña y debe trabajar desde temprano. Su mamá no sabía
español y le dificultaba conseguir trabajo. Su hija le enseñó el
idioma español a ella y a otras personas que sólo hablaban hebreo,
becarios, personas de estudios avanzados, que venían de otros
países.

A los dieciocho años, Ida parte a Israel, donde vive cuatro años.
En dos, de esos cuatro años, cumple el servicio militar y participa en
una guerra. Vuelve al Uruguay y cursa preparatorio de Arquitectura.

Luego, en el IPA, Instituto de Profesores Artigas, se recibe de
Docente de Matemáticas.

En 1968, gana un concurso para ingresar al primer curso, que se
daba en la Facultad de Ingeniería, sobre computación.

En esos tiempos, no había ninguna tradición en Informática en el
Uruguay.

Durante la dictadura, Ida Holz es destituida como docente, igual que
su esposo. Al otro día de recibir esta noticia, nace su hijo. Ambos
sin trabajo, sin hogar, sin nada, con un recién nacido, es protegida
por amigos y luego se exilia en México. Está once años en ese país
con su esposo y con su hijo, y allí Ida florece, ocupa cargos
relevantes y gana muy bien.
A pesar de eso, luego de once años, vuelve al Uruguay porque cree
que eso es lo que debe hacer.

Ida obtuvo el premio Trayectoria 2009 otorgado por el Registro de
Direcciones de Internet para América Latina y el Caribe.

En el año 2013, fue la primera persona latinoamericana en ingresar
al Salón de la Fama de la Internet Society, reservado a las figuras
más importantes en el Desarrollo de la Red Internet.

Por tu inteligencia preclara.
Por tu sufrimiento.
Por tu resiliencia.
Por tus elecciones revolucionarias.
Por tu compromiso por hacer.

Según tus propias palabras “hacer lo que creo que debo hacer”, por
“enamorarte de tus proyectos”, por ser una luz para muchas
mujeres, te saludo, te agradezco todo el trabajo como “madre de
internet” por el Plan Ceibal, por el Plan Ibirapitá, tan importante para
viejas y viejos, para incluirnos; por haber sido pionera en conectar a
Uruguay con el mundo; por iniciar, con tanta trascendencia, un
camino en la Ciencia y la Tecnología.

Hoy, con ochenta y seis años, sigues dando conocimiento,
sabiduría, ejemplo de vida.

Gracias, por una de las vejeces de mujer ejemplares de Uruguay.

Solicito que la versión taquigráfica de estas palabras pase a la
prensa local, a Redam Salto y a AJUPENSAL.

Muchas gracias.

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