supera considerablemente a la población humana, con cerca de 5 millones de personas y alrededor de 37 millones de ovejas. Este notable desajuste refleja la profunda influencia de la ganadería ovina en la economía del país. La cría de ovejas es una actividad tradicionalmente significativa, esencial para la producción de lana y carne, y representa un aspecto central de la vida rural neozelandesa. La gran cantidad de ovejas subraya la relevancia de este sector en la economía de Nueva Zelanda, evidenciando su papel como uno de los mayores productores de lana a nivel mundial