Le preguntaron, cómo pasó durante la pandemia, si pudo sobrellevarla, en lo artístico, en lo económico, en lo creativo y en lo social, las lágrimas en sus mejillas fueron sus primeras respuestas.
Hizo una mueca, un movimiento continuo de cabeza, se tomó su tiempo, y casi resoplando, respondió…”y como hemos podido…y no hemos podido mucho, casi nada, según como se mire”.
Bajó la cabeza, pero en un rapto de rebeldía, la levantó y dijo: “Fue una larga incertidumbre, sin saber qué puerta elegir para salir, para colmo de males, se fueron formando casilleros en orden de soluciones, por franjas, que niños, que mujeres, que ancianos, que indigentes, sectores vulnerables, desempleados, informales, productores, pequeños empresarios, quien más quien menos fue solucionando sus problemas…
Hizo un silencio, largo, meditado y en un tono que no llegó a ser protesta, simplemente soltó, “los artistas fuimos los grandes olvidados en esta situación, sobre todos los que no portamos grandes nombres, que no llenamos teatros ni locales y no figuramos en las grandes marquesinas, apenas a veces, muy de tanto en tanto, nos nombran por alguna actividad, los multimedios.
Esta claro que si no actuamos no comemos, los menos, los muy menos, los adinerados del arte, son los que atravesaron la pandemia, sin drama alguno, incluso, en lugares paradisiacos”.
Ante la pregunta de si la pandemia ha sido la madre de todos los males del arte, respondió: ”No, acentuó ciertas carencias, viejos debes, tristes olvidos, brumosas desidias de autoridades, artistas del arte de no saber…gestionar, entender, generar…
Es fácil echarle toda la culpa a la pandemia, pero lo nuestro viene de lejos, y de artistas anteriores a nosotros. Somos más que un olvido, somos, la excusa perfecta de burócratas, de intrusos, de sobrantes de otras áreas de gobierno que mandan a refugiarse en la Dirección del Arte porque no sirven para nada…”.
Pareció esa su frase final, pero nuevamente levantó la frente, centró su mirada en quien preguntaba, y dijo: “Los artistas no salen de la pandemia de los advenedizos”.
CHARLES PARKER PLUMMER