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La Redota cultural

Imagino el silencio de una multitud marchando tantos quilómetros desde el borde de Montevideo al Ayuí. Llevando tantas incertidumbres a cuesta pero una confianza ciega en su protector de los pueblos libres. La gesta heroica de nuestro pueblo a pie que llamaron Éxodo del pueblo Oriental, y que a Ofelia le gustaba más llamarla La Redota.

Cuánto silencio se escucha este diciembre, sin Ofelia, sin recreación de La Redota. Qué poco aprendimos, qué poco nos queremos. Cómo nos dejamos morir.

Debe ser esta la expresión más contundente y lastimosa de cuánto hemos decaído en la promoción de la cultura desde los espacios gubernamentales. Un deterioro pavoroso, desde lo departamental y lo nacional.

Más allá de la resistencia de múltiples actores culturales, artistas, activistas, las políticas culturales públicas se han ido diluyendo, arrinconando en una menguada expresión, desgastando en inventiva, en creación y generación de propuestas. Y también decayendo en cuanto a sostener lo que ya teníamos. Nos vamos acostumbrando a perder, a la sangría de dejar cosas valiosas por el camino, llámense nueve centros MEC cerrados, una Usina Cultural, museos, salas, espacios culturales o tan categórico como llegar a tener una sola murga. Una verdadera Redota cultural.

Y redota en el doble sentido que siempre le preocupaba aclarar a Ofelia, cuando nos enseñaba que redota no era una mala expresión de “derrota” sino que venía de “derrotero”. Creo que hoy se conjugan ambos sentidos, nos sentimos derrotados y en camino de abandono, eso duele.

Hubo un hecho que casi no se supo, pocos días antes de su partida, Ofelia recibió en su casa la visita nada menos de quien hoy es el Presidente electo del Uruguay, Yamandú Orsi. Y esa noche devolviéndole el gesto Ofelia fue al acto que el entonces presidenciable realizó en el club Saladero, y en sus referencias históricas Orsi citó a Ofelia y la pasión compartida por la historia.

En otra ocasión cuando el electo Presidente hablaba de las políticas culturales que su fuerza política se estaba comprometiendo para el nuevo período de gobierno, ponía un énfasis en las fiestas tradicionales, las fiestas populares de los pueblos. Poniendo también ahí otro acento, el interior. Que ecuación más linda para imaginarnos otro futuro.

Salto no se puede dar el lujo de seguir perdiendo bienes culturales, sobre todo de los más preciados como lo es la Recreación de La Redota. Tomemos la intención del nuevo gobierno como un compromiso, pero que tiene que tener el firme impulso inicial local, comenzando por el gobierno departamental. Nos merecemos la 27 edición y muchas más de esta querida fiesta que tanto y tanto luchó Ofelia.

La cultura en Salto merece una cruzada libertadora.

Fernando Alonso

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