El teatro en Salto ha sido, desde sus albores, un espejo del alma de la ciudad, un testimonio vibrante de su historia y de sus transformaciones. En el siglo XXI, este arte escénico ha experimentado una evolución notable, fusionando las raíces de su identidad con las influencias globales y las innovaciones tecnológicas. Las luces del escenario han sabido encenderse con la misma pasión de antaño, pero también con nuevas formas de narrar y conmover.
El teatro contemporáneo ha abrazado el siglo XXI con audacia, incorporando tecnologías digitales que han ampliado los horizontes de la experiencia escénica. Transmisiones en vivo, realidad virtual y nuevos formatos han permitido que las tablas trasciendan sus límites físicos, acercándose a públicos más diversos. Durante la pandemia de COVID-19, estas herramientas fueron vitales para mantener la vigencia del teatro y seguir tendiendo puentes entre el arte y la sociedad.
RAÍCES DE UN LEGADO
Hablar de teatro en Salto es evocar la historia del Teatro Larrañaga, el corazón cultural de la ciudad. Inaugurado el 6 de octubre de 1882 y declarado Monumento Histórico Nacional, este emblemático escenario ha sido testigo del paso del tiempo y del talento que ha desfilado por sus tablas. Antes de su imponente presencia, el «Teatro Viejo» fue el primer recinto teatral del litoral uruguayo, un espacio modesto que marcó el inicio de una tradición escénica que perdura hasta hoy.
El Teatro Larrañaga nació del esfuerzo colectivo de la comunidad salteña, que buscaba un recinto a la altura de su creciente vida cultural. En sus butacas y entre sus bambalinas, han resonado las voces de figuras ilustres como Salvini, Teresa Mariani y José Tallaví, dejando huellas imborrables en la memoria de la escena. En el siglo XX, enfrentó períodos de decadencia y cierre, pero el amor del pueblo por su teatro lo rescató del olvido, devolviéndole su esplendor y convirtiéndolo en un espacio vibrante para las artes.
EL TEATRO SALTEÑO EN EL PRESENTE: NUEVAS VOCES, NUEVAS FORMAS
En la actualidad, el teatro en Salto sigue siendo un pilar de su identidad cultural, sostenido por el esfuerzo y la creatividad de diversos grupos y artistas:
Sin Tapujos: Con propuestas que exploran la literatura y la cultura popular, han puesto en escena «Quiroga, el destino del hombre», un homenaje a Horacio Quiroga, y espectáculos inspirados en el tango, entre otros. Debemos apuntar que Sintapujos arranca a fines del Siglo XX, y que su histórico Director, Oscar Bibbó tiene más de 60 años de romance con el teatro…
Kalkañal: Este grupo se ha destacado por su innovación y su uso de espacios no convencionales, presentando obras como «Decir Sí» de Griselda Gambaro y «Visitas».
La Galera: Un bastión de la escena teatral local, comprometido con la calidad y la pasión por el arte escénico.
Talleres Municipales de Teatro: Verdaderos semilleros de talento, han sido fundamentales en la formación de nuevas generaciones de actores y actrices.
Yanely De Vecchi: Directora y actriz, cuya labor ha enriquecido el panorama teatral de Salto con producciones muy eleogiadas.
A estas agrupaciones se suman nombres que han dado brillo a la escena salteña: Óscar Bibbo, Pablo Sánchez y Daniel Pavelesky han dejado su huella, mientras que artistas como Silvio Previale han tendido puentes entre la música y el teatro. Además, en este joven siglo XXI, una nueva camada de actores se abre camino, aportando frescura y renovación al arte escénico local.
EL TEATRO COMO FARO CULTURAL
El teatro en Salto es más que un entretenimiento; es una forma de resistencia, de identidad y de expresión. En cada función, el público es invitado a un viaje donde el tiempo y el espacio se disuelven en el eco de las palabras y los gestos. La escena salteña sigue escribiendo su historia con tinta viva, en un siglo que desafía pero también inspira. Y así, entre el murmullo de las butacas y el latido de los reflectores, el teatro en Salto sigue siendo un canto a la pasión humana, un espejo de su gente y un legado en permanente construcción.
CAMACA