Este 13 de noviembre se celebra el día de San Diego de Alcalá, figura que forma parte calendario del santoral cristiano, entre otros nombres.
San Diego de Alcalá, ha sido escogido para ser recordado. La Iglesia Católica. Por este motivo, el día escogido al santo en cuestión se dedica a su memoria
Diego de Alcalá nació en San Nicolás del Puerto, Sevilla, alrededor del año 1400. Diego, hijo de familia humilde, nació en San Nicolás del Puerto, pueblito de la diócesis de Sevilla. Aún muy joven, consiguió ser admitido como discípulo de un sacerdote ermitaño que habitaba cerca de su lugar natal; allí aprendió a cultivar un pequeño huerto y a tallar cucharas, tenedores y otros utensilios en madera.
Después de algunos años, Diego volvió a su casa, y poco tiempo después tomó el hábito de hermano lego, en el convento de frailes menores observantes de Arrizafa. Posteriormente fue enviado a la misión de su orden en las Islas Canarias, donde logró la instrucción y conversión del pueblo.
En 1445 lo nombraron -siendo aún hermano lego- guardián del convento de Fuenteventura. En 1449 regresó a España; en 1450 acompañó al padre Alonso de Castro a Roma, al Jubileo y a la canonización de San Bernardino de Siena. En este viaje el padre Alonso de Castro enfermó gravemente y fue cuidado por Fray Diego.
Esta asistencia al enfermo le valió que le confiaran el cuidado de la enfermería del Convento de Ara Coeli, cargo que desempeñó por tres meses; de regreso en España vivió en los conventos castellanos de Salcedo y Alcalá. Murió en Alcalá el 12 de noviembre de 1463 después de haber pedido perdón a sus hermanos con un Cristo en las manos y un cordón al cuello.
Fue canonizado en 1558, después de haber sido solicitado este favor por el rey Felipe II. (1) En esta obra el santo -quien se encuentra frente a un altar- viste el hábito franciscano de los legos, compuesto por túnica oscura, escapulario y cordón; la cruz en sus manos es su atributo personal y se refiere a su vida de penitencia.
Desde su juventud, adoptó una vida eremítica, dedicándose plenamente a la oración y al trabajo.
Más tarde, se unió a la Orden franciscana como hermano lego, realizando con gran humildad los oficios más simples.
En 1441, partió como misionero hacia las Islas Canarias y en 1450 se trasladó a Roma, donde, a través de su oración, sanó a numerosos enfermos de peste. Finalmente, regresó a España.
Falleció el 12 de noviembre de 1463 en Alcalá de Henares, donde se veneran sus reliquias.