En 1502, Leonardo da Vinci llegó a Imola, Italia, para trabajar como ingeniero militar al servicio de César Borgia. Su tarea principal era elaborar un mapa detallado de la ciudad para facilitar el conocimiento y la planificación estratégica de Borgia. En lugar de realizar un mapa tradicional de la época, con ornamentos artísticos y vistas estilizadas, Leonardo creó un plano con una perspectiva cenital notablemente precisa, que recuerda a las imágenes satelitales modernas del casco antiguo de Imola. Este logro demuestra su habilidad para innovar y aplicar métodos avanzados siglos antes de que existieran herramientas modernas.
Leonardo diseñó el mapa utilizando un enfoque conocido como plano icnográfico, un estilo inspirado en las enseñanzas del arquitecto romano Vitruvio. Este método ofrecía una vista vertical desde arriba, permitiendo observar la distribución de la ciudad con gran claridad y precisión. Sin embargo, Leonardo no se limitó a representar un edificio o una sección, sino que capturó toda la ciudad, aplicando su profundo conocimiento de geometría y medición.
Con base en los bocetos y registros del mapa, se ha inferido que utilizó un disco giratorio con un puntero para medir los grados, identificando los ángulos de las calles en relación con el norte, probablemente con la ayuda de una brújula para determinar la orientación de las murallas. Para calcular las distancias, es posible que haya recorrido la ciudad a pie o empleado un odómetro de rueda, un dispositivo capaz de registrar distancias mediante el conteo de giros de una rueda.
Gracias a la combinación de estas técnicas, Leonardo logró construir un plano completo y coherente de Imola. Aunque se cree que incorporó algunas licencias artísticas basadas en sus observaciones y estudios previos, la precisión de su mapa marcó un cambio importante en la cartografía. Este trabajo no solo sirvió para representar de manera fiel una ciudad, sino que también simbolizó el tránsito de una geografía más especulativa y decorativa hacia una fundamentada en observaciones científicas y datos cuantificables.
El mapa de Imola es una prueba del genio renacentista de Leonardo y su capacidad para anticiparse a conceptos que solo serían plenamente desarrollados siglos después.