El Santoral de la Iglesia Católica recuerda hoy en especial a San Edmundo. De este santo se conservan tan solo dos fuentes manuscritas que relatan su vida. Por una parte, la Crónica Anglosaxona, escrita entre 877 y 899 y una obra conmemorativa del año 890.
Las fuentes más fiables cuentan que Edmundo descendía de los reyes de Anglia Oriental de la rama de Wuffing. Una tradición señala, sin pruebas, que su padre era el rey Alcmundo, del cual no hay más información.
Una leyenda sitúa su nacimiento en Núremberg, Alemania. Según esta fue adoptado por el rey Æthelweard de la Anglia Oriental. Lo cierto es que Æthelweard murió en 854 y fue sucedido por Edmundo, que contaba entonces con 14 años de edad.
La leyenda indica que fue elegido por nobles y clérigos de Norfolk y que fue coronado por San Humberto en el año 855 en Burna, capital del reino.
Abón de Fleury se refiere a él como un rey modélico por su equidad y la justicia de sus actos. Ejercía la caridad con los necesitados, especialmente huérfanos y viudas.
La llegada de piratas daneses provocó la destrucción a la zona: asaltos a monasterios e iglesias que acabaron y la muerte de monjes y clérigos. San Edmundo, queriendo evitar una masacre mayor, reunió un ejército para combatir. Sin embargo, su bando perdió la batalla y el antiguo rey resultó apresado, azotado y ejecutado por no querer renunciar a su fe.
Edmundo es un nombre masculino de origen germánico que significa ‘el que defiende sus bienes’.
