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Esos Dioses cercanos: En el mundo de las seis cuerdas, guitarreros de mi pueblo

 

 

 

 

 

 

Fue viendo un video que me apareció en el Facebook, hace un par de días, y que al  decir de Neruda: “ abrí las puertas del recuerdo/ y el pensamiento se me va”.

El video era de una actuación en vivo de un virtuoso de la guitarra como Ricardo Panizza, alias El Titi. Y sus manos mágicas sacaban un sonido tras otros, y su cara era un pentagrama de gestos apoyando las notas, volando por los cielos iluminados de una clave de sol.

Entonces se multiplicaron las guitarras, los escenarios mínimos, de mostrador, mesa, silla, guitarra y asombrados espectadores, de tantos guitarreros que vi actuar en los boliches de Salto y en la casa de algún amigo, en un escenario de cualquier lugar, en esta tierra de azahares.

“Con tus seis cuerdas gastadas/ y la cuarta por cortar” solía decír Horacio Guarany. “Musiquero alterno de almacén y bar”, cantaba el Maestro Alfredo Zitarrosa.

Aquellos artistas bolicheros de guitarras viejas, rayadas, pero que sonaban como las de mas alta alcurnia de los artistas más famosos, se aparecieron todos de golpe en mi memoria, los docentes también, en un perfecto desorden de guitarras cultas y guitarras populares.

Vi en acción a muchos guitarreros de mi pueblo, en tantos años, de acercarme a las ofrendas de los cultores del encordado y los quiero compartir con ustedes.

Es cierto, tal vez me olvide de algunos de los que vi en este Salto Oriental, pero, sé que otros los pueden sumar al mencionarlos al pasar, o arrimar historias a la que transito….

NARCISO OMAR ESPINOSA

En lo años sesenta supe de su existencia porque un día, en el club Lazareto, cuando tenía la cantina vieja, surgió su nombre al pasar mencionado por mi hermano Enrique que estaba junto a Bernabé Leites Luna, recitador mi hermano, cantor y guitarrero Leites Luna, y un tercero de ocasión allí, que nunca supe como se llamaba, pero que hablaban de Espinosa, de sus virtudes como guitarrista, “vive allí, en Almagro, pocas cuadras de aquí”. “Como toca la guitarra!”. Hablaron del conjunto Alma Salteña y creo que escuché un par de programas por Radio Salto. Mucho tiempo y en distintos lugares escuché sobre el virtuosismo de Omar Espinosa para tocar la guitarra. Que andaba en Buenos Aires, que integraba el Grupo Anacrusa, que se fue para Europa, que vivía en Paris

Un día, ya en los años ochenta, todo un acontecimiento fue el regreso de Mercedes Sosa a la Argentina en 1982,. Y su guitarrista principal era ni más ni menos que el salteño Narciso Omar Espinosa y desde ahí en adelante pude apreciar la clase de músico, tremendo guitarrista.

Omar Espinosa acompañó al tenor español José Carreras en el Vaticano, grabó con Charles Aznavour en París, con Astor Piazzola, Jairo, y fue músico de varios interpretes parisinos y de latinoamericanos que pasaban por la “Ciudad Luz”.

Muchos años después vino a Salto con el Cuarteto de dos Mundos

Con Miguel Ángel Estrella en el piano, Raúl Mercado en aerófonos y charango, Omar Espinosa en guitarra y Javier Estrella en percusión, Pude verlos, y pude escuchar muchos temas de esos virtuosos de la música y ese sonido tan particular que le daba – y le da – a la guitarra el hombre del barrio Almagro.

Hace unos años, con el impulso del inolvidable Gabriel Yoni Rodríguez  y un grupo de primerísimos guitarristas salteños, estuvo en el Ateneo compartiendo escenario, fue un deleite ver al Maestro Espinosa y al resto de virtuosos salteños, un espectáculo inolvidable..

EL CHUECO MARÍN, EL BAGRE MERLO

Los vi por primera vez en la casa de Pepe Lanzieri, allí por 1° De Mayo al 400 en el año 1970. Acompañaban al Yuyo Lanzieri en un par de canciones. Era admirable como tocaban, se turnaban para puntear, realizaban arreglos como en el aire, “este “adornito, este adornito”, decía el Chueco, y luego “de los firuletes”, se reía, tomaba un trago, y decía está como el vino, muy bueno, che”.este hombre es increíble”, decía el Yuyo, y de la nada, el Bagre Merlo hacia otros arreglos, con un cigarrillo en los labios, cerraba los ojos, por el humo, tiraba la cabeza hacia atrás, y eran conejos que salían de la galera, es decir, de su guitarra…

Muchas veces los vimos acompañar cantores, en escenarios, en boliches. Algunas veces nos íbamos para el lado del puerto con Ramón (Lanzieri), con un par de botellas de vino y le caímos al Chueco, para escucharlo un rato, el Bagre no demoraba en aparecer, se mandaban cada temas del folklore argentino. Cabe decir que los dos eran argentinos que recalaron en Salto y vivieron de sus guitarras, del arte de saber tocar…

En esa época otro que andaba por aquí era Roberto Castro, argentino también, autor de “Canción para el Uruguay crecido”, integrante del  Grupo Salto Oriental que supieron ganar un Festival en Misiones, Argentina. Castro era también un muy buen guitarrista.

SZEKELY, PERRO MENDEZ, JORGE RODRIGUEZ, MANTECA

Francisco Szekely un guitarrista que irrumpió a fines de los años sesenta en el grupo Salto Oriental, en noches de grandes peñas, y desde sus comienzos mostró sus dotes con las seis cuerdas. Un día se fue, unos dicen que a España, otro que a Venezuela, pero en su breve estancia cancionera en Salto mostró sus virtudes al tocar la guitarra.

Luis “Perro” Méndez también tallaba alto a la hora de tocar la guitarra, en aquellos comienzos de los setenta, con Andrés Stagnaro, con Alfonso “Negro” Brites.

Con el tiempo se fue a Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina. En los años noventa, otro guitarrista de fuste Milton “Siky” Barboza que también andaba por Rosario, Argentina, trajo material  de Méndez, nos contó historias de zapadas por aquellos lares, de los grupos que integraron, y de todo lo fértil, musicalmente que les resultó Rosario, cuna de grandes artistas, desde Fito Paez, Juan Carlos Baglietto, Jorge Fandermole, entre otros,  toda la trova rosarina.

Y dos maestros de la guitarra, no de raíz folklorica, sino de “la música moderna”, de aquellos años setenta, Jorge Rodriguez, del grupo Manzana y el Manteca Da Rosa en varios grupos musicales. Había que ir a los bailes para verlos tocar, y como tocaban, Jorge ya desaparecido, y el Manteca, vigente, hoy en el Grupo Antología.

Dos monstruos de la viola, músico de enjundia. Con Jorge tuve la oportunidad de trabajar juntos, de conocerlo mas, como persona, con los talleres de Cultura de la Intendencia desde el año 2011. Él era el docente de guitarra con numerosos alumnos en pueblos del interior del departamento.

También compartimos muchas jornadas porque Jorge (Rodríguez) era  periodista, agropecuario, y nos encontrábamos muchas veces

 

FAROLITO, TITI PANIZZA, MARIO ALMEIDA, SABOREDO

A fines de los setenta, y en gran parte de los años ochenta, Salto tenía una fuerte vida bolichera, de tomarse una en un bar, picar queso y fiambre, compartir la copa. También la actividad musical era intensa y los guitarreros andaban en la vuelta, por el centro, por los barrios, en la Radio Cultural, en festivales, en las Termas. Allá en el Arapey era el feudo del gran Eulogio Viola, por acá en el centro era Américo Gaudín, Los Cantores de Viana y todo lo que cobijaba aquel fogón dominguero.

Uno de los que acompañaba cantores era Farolito Martínez, pero también, lo encontrábamos en el Bar El Chino o en la cantina de algún club tocando valses, tangos, zambas, lo que le pidieran y siempre algunos le dejaban las monedas, le preguntaban que estaba tomando o si quería acompañarlo a picar algo…

En lo ochenta era el comienzo del Titi, Ricardo Panizza y en algunas ocasiones coincidíamos con la barra en el Bar El Chino, y entre Titi y Farolito, aparte de tocar algún tema, se pasaban tonos, arreglos, punteos, por allí se sumaba El Gordo Nicola, y desde rock a música brasileña y los infaltables temas en inglés, acompañaban todo.

Farolito con el tiempo se fue para Montevideo y el Titi Panizza comenzó un periplo que lo llevó por Brasil, Bolivia, Argentina, donde ahora vive. Tocó con guitarrista de la talla de Claudio Gaby, David Lebon, Luis Salinas, bandoneonista como Ruben Juarez, y una infinidad de virtuosos provincianos, de todas las ramas musicales. Hoy escuchar al Titi Panizza es escuchar a un fenómeno de grandes dimensiones. Tanto se ha enriquecido en su obra artística, tanto ha crecido musicalmente y en la forma de tocar la guitarra, que hoy lo transforman en uno de los popes rioplatense.

Mario Danubio Almeida, otro guitarrero increíble, capaz de poner la guitarra en la espalda y tocar la comparsita, pájaro campana, kilómetro 11, un fenómeno. Pero acompañando era un maestro. El Mariolo, un maestro, ahora anda mal, con problemas en las manos, pero sin dudas que fue un guitarrero de los mejores, y no llegó mas lejos por su bohemia, pero a la hroa de tocar, hay que sacarse el sombrero.

Un fenómeno, que no seguí, pero que me impresionó fue Jorge Saboredo o Saborido, creo que era de Bella Unión y que actuó en varios grupos de aquí de Salto.

Una vez que recorríamos campamentos de brasileños en Termas de Arapey, coincidimos con el Gordo Nicola, Joni Rodríguez, y otros músicos salteños que estaban contratados en Los Paradores, pero que a la tarde, el divertimento de un músico, es hacer música, y la hacían por los campamentos. En esa oportunidad  Saboredo, tocaba y cantaba temas brasileños, acompañaba a otro,y esa guitarra hablaba, de maravillas…

Aquellos fervorosos años ochenta, dos músicos, guitarristas del canto popular, fueron Yoni Rodriguez y Julio Rapetti. Yoni fue grande a la hora de tocar, de armonizar y de acompañar. Era muy creativo, y a veces en esas guitarreadas carnavaleras, del canto popular, en medio de un asado, tuvimos la oportunidad de verl oen su esplendor musical.

Lo de Julio también era muy bueno, tocando y cantando, acompañando, en aquel trabajo que le dio vida musical a los poemas que recitaba Oscar Bibbó, fue de una belleza increíble.

DON RAMÓN GOMEZ CRUZ, PABLO IRIBARNE, GUSTAVO RIPA

Lo conocía desde muchos años, lo vi tocar, solo, con sus alumnos, junto a otros virtuosos. Pero fue cuando empecé a trabajar en Diario Cambio cuando más me relacioné con Don Ramón Gómez Cruz, autor de varias piezas musicales, docente de la guitarra, Maestro de las seis cuerdas y un hombre con un bagaje musical admirable.

Más allá de las notas periodísticas tuvimos infinidad de charlas donde me contaba de músicos, de guitarristas salteños por el mundo, de otros grandes que pasaron por Salto y de sus creaciones. Fue él quien me habló de Pablo Iribarne, de un joven talentoso, virtuoso de la guitarra, concertista, fino, culto, de gran sensibilidad musical. Muchas veces vi actuar a Pablo Iribarne, en los último treinta años, y sin dudas que el Maestro Don Ramón Gómez Cruz no se equivocó, Pablo, un grande de verdad.

Otro guitarrista, al que vi pocas veces, con el Grupo Rumbo y con Canciones para no dormir la Siesta, hablo de Gustavo Ripa.

Por suerte para la música Gustavo se lanzó como solista y grabó varios discos, con un virtuosismo reconocidos  por sus pares y la prensa especializada.

Y bueno, la voy dejando por aquí, tal vez me quedaron guitarreros sin nombrar, incluso, ahora, en estos momentos, me acuerdo de Omar “El Toco” Moreira, y de Mar Alberto Almeida, a quien vi solo una vez tocar, en una cena de ASDEMYA, pero me bastó para darme cuenta de sus grandes virtudes. También al colega periodista y profesor de guitarra, Juan José “Caballo” Aramburu, un maestro del encordado.

A todos, salud!!!.

CARLOS MARÍA CATTANI

CAMACA

 

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