


Frente a la Sociedad Fomento de Salto, trabajadores y trabajadoras de Sutcsa y la Federación del Citrus reclamaron, con firmeza y claridad, la inmediata implementación del seguro de paro especial para el sector. Con el ministro José Fratti y del subsecretario Carámbula adentro, charlando con los productores, afuera, en plena calle y con plena razón, denunciaron una situación que ya no admite dilaciones, cada día sin respuesta profundiza la precariedad de uno de los oficios más duros y más invisibilizados del país.
ZAFREROS, «EN TU INVIERNO MUERTO QUEDÓ LA ESPERANZA»
La escena frente a la Sociedad Fomento de Salto condensó una verdad incómoda para el poder político, los trabajadores zafrales de la citricultura, pilares silenciosos de una industria que mueve millones, siguen esperando un derecho básico que la institucionalidad prometió pero no termina de cumplir. Mientras el ministro de Ganadería, José Fratti, y el subsecretario Carámbula participaban de una actividad oficial puertas adentro, afuera la intemperie social tenía otro tono, el de la voz de quienes cargan con la zafra en la espalda y ya están cansados de la retórica sin consecuencias.
«LA SANGRE DEL SURCO SE FUE CON EL TIEMPO»
El reclamo no dejó lugar a interpretaciones amables. Los zafrales de Sutcsa y la Federación del Citrus recordaron, con la fuerza de lo evidente, que el seguro de paro especial no es una concesión graciosa del Estado, es un derecho conquistado a través de décadas de lucha y sacrificio. Un derecho que debe funcionar cuando más se lo necesita, no cuando la burocracia termine de ordenar sus papeles.
DECISIONES ADMINISTRATIVAS, TORTUGAS CENTRALISTAS
La citricultura es, por definición, una actividad marcada por la estacionalidad, la inestabilidad climática y la dependencia total del mercado externo. Pero quienes padecen la peor parte no son los exportadores ni las grandes patronales, son los trabajadores que ven cómo su sustento se evapora entre un año y otro, dependiendo de decisiones administrativas que, desde Montevideo, llegan siempre más tarde de lo que la vida permite.
LA ANGUSTIOSA ESPERA
Cada día sin seguro es un día más de angustia para cientos de familias del norte profundo. Familias que ya hicieron su parte, que ya respondieron a cada exigencia del sistema productivo, que sostuvieron con sus manos el fruto que finalmente sostiene a buena parte de la economía regional. No hay excusa que justifique que la protección social llegue a destiempo.
«Y TU PIEL SE MOJA DEL LLANTO ZAFRERO»
Lo que se expresó en la calle no fue solo un reclamo puntual: fue un recordatorio de que la dignidad no puede estar condicionada a la paciencia infinita de quienes menos tienen. La demora en la implementación del seguro de paro especial es, en sí misma, una forma de injusticia. Y su urgencia es la medida exacta del compromiso real del Estado con aquellos que producen la riqueza y reciben el menor porcentaje de ella.
LOS INSENSIBLES DE AHORA, LOS SUFRIDOS DE SIEMPRE
La movilización en Salto es una advertencia y, al mismo tiempo, una afirmación de dignidad: los zafrales del citrus no están pidiendo un favor, sino exigiendo que se respete lo que les pertenece. El gobierno tiene ahora la obligación —ética, política y social— de responder a la altura. Porque la tierra puede esperar una cosecha, pero las familias trabajadoras no pueden esperar indefinidamente un derecho.

