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Salto despide a Margarita Kemayd, leyenda viva de las aguas

 

Los recuerdos caen como lluvia — silenciosos, inevitables, a veces reconfortantes, a veces empapados de nostalgia. Hay algo profundamente humano en cómo la memoria puede colarse sin aviso, como una llovizna que empieza leve y termina calando el alma.
Alguien me dio la noticia desde Salto, de tu adios, de tu partida, y yo aquí, caminando junto al San Salvador, miré el cielo que pasó de un azul a un gris para transforamar en una lluvia de verdad, de agua, como tu esencia, aunque tu agua fue siempre de gloria, de triunfos y de podium, a la edad en que la mayoría de las mujeres tejen, o cuidan a sus nietos, vos hablabas con el aguas esas charlas entre brazadas y brazadas, que era lo que mas quisites siempre, poder hablar con el agua, con el río, con el mar, y las piscinas.
Eso era lo vital, era lo amigable y tu desvelo, y además de ese placer, aparecían medallas y cocardas y todos los medios hablando de vos…
En mi niñez siempre me venías a buscar, para un mandado, para dar una vuelta, hasta para conocer a tu novio, el Tilo, el mecanico, quien fue el padre de tus hijos, el queridisimo Atilio «Tilo» Galvalissi, con el que supe trabajar, dicho sea de paso.
Cuando estudiabas en Montevideo siempre me traias algún regalo, siempre preguntaba como me iba en la escuela, y aquella vez, en que me mordió el perro de los Paulino, yo chorreaba sangre y vos me llevaste al Hospital…
Siempre te vi como a un ser muy especial, con una aureola tan particular y vos que siempre me impulsabas a estudiar, a crecer como persona y cumplir con mis sueños, que eran muchos, y te los contaba, de vez en cuando.
El viejo Vasco Roux se sentía muy orgulloso de tu amor por el agua, por nadar como un pez más del río uruguay. El te enseñó las primeras brazadas, las zambullidas profundas y las corrientes del río en el Saladero. Ibas y venías como una sirena, como una joya del agua que relumbraba al sol, más que los peces coloridos y de saltos inmensos.
DICEN, Y CON RAZÓN QUE…
«Margarita Kemayd fue una verdadera leyenda de la natación salteña y un ejemplo de perseverancia sin edad. Nacida en Salto, Uruguay, dedicó su vida al deporte y al Club Remeros, dond entrenó con energía y pasión.
Incluso en sus 80 años, seguía compitiendo a nivel internacional: en el Mundial de Natación en Corea del Sur en 2019, se llevó cuatro medallas, incluyendo una de oro en aguas abiertas. En 2023, volvió a brillar en los Panamericanos de Lima, sumando otra medalla a su impresionante trayectoria».
Más allá de los podios, Margarita fue un símbolo de que el deporte no tiene edad límite. Su actitud positiva, su constancia y su amor por la vida la convirtieron en un faro para quienes creen que nunca es tarde para soñar o superarse.
Falleció a los 86 años, pero su legado sigue nadando fuerte en cada brazada de quienes la conocieron o se inspiran en su historia. Una campeona de la vida, sin duda».
CAMACA

 

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