Luciano Pereda un día se puso a escribir sus memorias, pero era tan distraído que a veces se olvidaba sus apuntes en cualquier lugar, donde escribiera, en el baño, junto a la compu, en el fondo de su casa, en la casa del vecino, donde mateaba.
Había cosas que no se acordaba bien, pero igual las emparejaba, las emprolijaba, como quien dice, las acomodaba para su lado.
Su diario estaba plagado de errores, pero eso a él no le importaba, porque era su diario íntimo, sus memorias, y uno tiene derecho a recordar las cosas como las recuerdas, no como fueron, así que tuviera errores sus escritos, no le importaba “el diario que no lo tenga, que tire la primera piedra”
Lo que tiene cuando uno escribe sus memorias es que arranca por donde se acuerda, y lo curioso del caso es que no fue el que se acordó de lo que sigue, sino que fue su amigo Pantaleón, el de los mates a la puesta del sol. Luciano dejó sus memorias de su amigo el Panta, éste, le mandó lapicera.
“Recuerdo cuando Luciano dirigió a Cadena Suelta, el cuadro del barrio. Sus arengas pre partido eran geniales, hasta prensa de otros departamentos mandaban corresponsales para que le grabaran lo que decía Luciano. Me acuerdo del día que lo bautizamos “El Procer”, porque siempre nos ponía como ejemplo cosas de Artigas. La frase que quedó para la historia fue “Sean los titulares tan aguerridos como calientes”. El cuadro salía a comerse los niños crudos, y todo para nosotros eran godos, visigodos, españoles, portugueses, brasileños, Capitán Posadas y cosas parecidas y les dábamos para las masas.
Luciano recordó que en el año 54, del siglo pasado votó por primera vez. Que fue un dia muy especial, que ni tomó café, no desayunó y se fue a votar. Eran las seis de la mañana y estaba paridito en la puerta. “Tenía ganas de ir al baño…,- recuerda-, pero temiendo que le sacaran el lugar, me aguanté en el molde. A las siete de la mañana me puse nervioso al no ver ningún movimiento. A las ocho pensé que se habían suspendido las elecciones. A las nueve, lo veo al Augusto Conte, me ve, se para con su bicicleta a mi lado y me pregunta que hago aquí…cómo que hago, esperando para votar…pero, las elecciones son mañana domingo, me dice…¿hoy no es dia de elecciones?…no, hoy es sábado, mañana son…Me volví para casa y volví al otro dia, fui de los últimos en votar, porque cuando me cambié de ropa, el día anterior, ni me acordé donde dejé la credencial. El tío Pancho me la encontró, no, fue el tío Abel, miento, fue la tía Clodomira, lo cierto es que fui a votar. Y como era el último en la fila y ya se cerraba todo, pasé al cuarto oscuro y manotié la primer lista que vi, total como dijo el tío Adalberto, no el tío Juan, miento, la tía Eusebia, “a la primera lista que encuentre la mando dentro del sobre, total es lo mismo, se acomodan ellos, los que ganan y los que pierden, que vamos a estar haciendo distinciones”.
En otras de las páginas de Luciano se podía leer que una de las cosas que más le había impactado era el cuadro de Renato Luna “la rosa entre las piedras”. “Una pintura que bien se podría llamarlas cuatro estaciones, porque el cuadro estaba dividido en cuatro, sin verse las divisiones, salvo con lupa o con lentes de aumento como los míos, un verdadero colita de botella…, los lentes, no yo….
“Cuando vi el cuadro, la quedé, me hice el bocho, fui…Una rosa abstracta, un sol del cubismo, el césped del mejor naturalismo, y una joven barroca, barroca, o más roca, porque se empecinaba en regar las piedras…. Renato Luna fue un genio, se ganaba la vida haciendo caricaturas, cuando tomaba vino y se ponía chistoso o retratos en la plaza, el día que cobraban los jubilados, era una paloma mas que le picoteaba monedas al viejerío…
– Luciano, “La rosa entre las piedras no es de Renato Luna, es de Gustavo Lima…
– Chep.che rerep,chep, che,che, che, Gustavo Lima y vocé….tenés razón.
CAMACA