Los ejes rectores de una política cultural suelen definirse en función de los valores, objetivos y necesidades de una sociedad. Por lo general, incluyen aspectos como:
- Preservación del patrimonio: Protección y difusión de la identidad cultural, monumentos, tradiciones y lenguas.
- Acceso y democratización cultural: Garantizar que la cultura sea accesible para toda la población, sin exclusión por razones económicas o geográficas.
- Fomento de la creatividad y producción artística: Apoyo a artistas, escritores, músicos y cineastas mediante subvenciones, espacios de creación y promoción.
- Educación y formación cultural: Integración de la cultura en la educación formal e informal para fortalecer la identidad y el pensamiento crítico.
- Diversidad e inclusión: Promoción de la interculturalidad y el respeto por las distintas expresiones culturales.
- Innovación y tecnología: Incorporación de nuevas plataformas digitales para la difusión y creación artística.
- Sostenibilidad cultural: Vinculación de la cultura con el desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.