En el norte del país, la garrapata se expande con virulencia y desafía a productores y autoridades. Un enfoque técnico y sostenido se vuelve imprescindible para contener al huésped no deseado que amenaza al corazón de la ganadería uruguaya.
La garrapata, ese parásito minúsculo que se aferra al ganado y a la tierra, se ha convertido hoy en la problemática sanitaria más grave de la ganadería uruguaya. Lo que para algunos es apenas una molestia estacional, para los productores del norte del país representa una crisis silenciosa que avanza con rigor, dejando a su paso pérdidas económicas y sanitarias profundas.
En departamentos como Artigas y Salto, junio y lo que va de julio marca un pico crítico de casos de “tristeza parasitaria”, enfermedad transmitida por la garrapata que está causando la pérdida de miles de reses. Pero la historia no termina allí: se detectó una cepa más virulenta proveniente de Brasil, agravando una situación que ya venía complicada por la falta de infraestructura mínima en muchos predios, sin baños de inmersión ni asesoramiento veterinario que permitan contener la plaga.
El propio ministro de Ganadería, Alfredo Fratti, lo reconoció: “Este es un problema país, no solo del gobierno o de los productores”. Consciente de la magnitud, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca ha lanzado una campaña de “política de shock” que busca frenar el avance del parásito con una combinación de medidas técnicas y de campo.
UNA VACUNA URUGUAYA, CIENCIA Y CAMPO, UNIDOS
Entre las acciones destacadas, la creación de una vacuna experimental por parte de la Universidad ORT y el laboratorio La Buena Estrella contra la Rhipicephalus microplus representa una luz de esperanza. Los ensayos en campo ya demostraron una reducción en la infestación y una menor dependencia de químicos, aunque el camino para su aprobación final aún es largo.
FARMACOLOGÍA CON RESPONSABILIDAD
En paralelo, se impulsa el uso de acaricidas modernos como el Fluralaner, conocido comercialmente como “Atila”, que ha mostrado efectividad incluso ante cepas multirresistentes. Sin embargo, su éxito depende de un uso racional: rotar principios activos, aplicar de forma correcta y respetar los tiempos de retiro para no comprometer la calidad de la carne y la leche.
UN CAMBIO CULTURAL NECESARIO
La creación de la figura del “veterinario corresponsable” busca, a su vez, estrechar el lazo entre productores y profesionales, generando un monitoreo más riguroso en cada establecimiento, paso indispensable para superar la improvisación que reina en muchos campos.
En tiempos donde la trazabilidad y la sanidad ganadera son claves para la competitividad internacional, la batalla contra la garrapata trasciende al productor individual y se convierte en un asunto estratégico para el país. No se trata de soluciones mágicas ni inmediatas, sino de un cambio de mentalidad que entienda a la sanidad como un bien colectivo y a la ciencia como aliada indispensable en la lucha contra un enemigo pequeño, pero implacable.