En su aniversario número treinta, Kalkañal Teatro Salto se embarca en un nuevo proceso creativo con “La Fiesta”. Bajo la guía de Néstor Chiriff, Daniel Pavelesky y Pablo Sánchez, el grupo explora el clown como territorio de fragilidad, humor y verdad. Una búsqueda que, más allá de lo escénico, propone repensar la condición humana y sus máscaras.
UN NUEVO PROCESO CREATIVO
La obra se inscribe en un camino de investigación que el grupo viene desarrollando desde hace años. Cada personaje se construye en el presente y desde la vulnerabilidad, asumiendo defectos y torpezas como potencias dramáticas. Kalkañal apuesta a una complicidad con el público que permita desarmar lo cotidiano y abordar lo incómodo desde la sensibilidad poética.
EL CLOWN COMO ESPEJO SOCIAL
El trabajo del clown no solo entretiene, sino que también cuestiona. Sus gestos ridiculizan normas y códigos sociales, obligando a repensar lo que parecía natural o intocable. La máscara —o la pequeña nariz roja— funciona como metáfora de la diversidad, revelando que lo esencial proviene del interior, en diálogo constante con el mundo social que nos atraviesa.
“LA FIESTA”, LA INVITACION
Con “La Fiesta”, Kalkañal convoca al público a vivir un ritual escénico donde se desarman climas y se rompen sentimentalismos. Los intérpretes se presentan como seres vulnerables, atrapados en la espera, y abren un espacio para la risa, la reflexión y el desconcierto. La propuesta es llegar en “estado de fiesta”, sin predisposición intelectual, para dejarse llevar por la percepción y la magia del teatro.
Treinta años después de su nacimiento, Kalkañal se mantiene fiel a una premisa que lo ha distinguido: habitar el escenario como espacio de juego, vulnerabilidad y resistencia poética. Con “La Fiesta”, el grupo no solo celebra una trayectoria, sino que renueva su pacto con el público: el de compartir, a través del clown, una mirada distinta sobre la vida, donde lo ridículo se vuelve espejo y lo humano, pura celebración.