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La Dolores y Trastornados profetas en su tierra, la noche de los Siete Magníficos

 

 

El pasado sábado se presentaron en el Lacan Guazú, de Dolores, Soriano las Bandas La Dolores y Trastornados.
Me confieso un seguidor de más de seis décadas de las peliculas de Cow boy, del Far west, de vaqueros, del oeste, o como quieran llamarle. Fui a ver un espectáculo musical, pero, fue tanto el encanto que salí de la sala pensando que había visto una de «Los siete magnificos». Y sin dudas los fueron estos músicos de alto nivel que integran ambas bandas.
Trastornados salta al ruedo, para abrir la noche y lo hace como para encender la sangre, con «Malisimo» de Ruben Rada. Creo conocer más de diez versiones de este tema de Zapatitos, la mayoría del propio Ruben, pero esta versión de Trastornados fue emotiva, ajustada, con una clase y temperamento que nos sacó el frío de una,y nos puso en bandeja, para disfrutar a pleno.
Luego siguieron temas con hondo contenido, algunos de propia autoría, otros clasicos rioplatenses.
Luces y sonidos, en forma magnifica también fueron creando el ambiente, esos pequeños climas que la banda lanzaba en cada tema.
Joel Gonnet, un primera clase en cualquier parte, brillante en los teclados, en las guitarras, acustica y criolla, haciendo primera voz, haciendo segunda, para compactar la canción, sumamente expresiva en la voz de Valentina Alarcón. Una cantante de bien templada voz, pero, es de la que pone fuerza, entrega y parece cantar con todo el cuerpo, hasta de su frondoso pelo brota ese cantar.
Los músicos tambien de gran capacidad y un nivel estupendo. Guillermo Pizzorno en primera guitarra un placer escuchar ese transitar por la seis cuerdas, cuando distorsionaba la guitarra parecía un rockero de los setenta, pero que justeza, que limpieza, de esas violas que no sólo hablan, sino que vuelan…
Stiven Peñaloza en la batea, con variedad de golpes, sin un toque demás, con lo justo creaba climas que terminaban golpeando en los latidos de cientos de corazones.
Néstor Fabián Vico, en el bajo marcaba con firmeza cada tema, haciendo algunas voces, con agiles movimientos de sus dedos, mostraba la destreza de un músico ducho en ensambles musicales.
LA DOLORES
Esta banda formada en 1995, en esos tiempos ni pensaba en vivir por estas tierras, la conoci como la banda que acompañaba a Gaston Ciarlo, Dino. Sobre todo en 1997 cuando salió «Cruzar el río», temas de ese disco que difudimos en muchas ocasiones en programas radiales en Salto.
Ya en aquel entonces, el alma mater de La Dolores, Joel Gonnet Artus era vocalista, arreglador, compositor. El segundo album de La Dolores es del año 2000 y el título es del nombre de la banda.
En el Lacan Guazú 2025, si bien Joel sigue siendo el hombre orquesta y la máxima figura del grupo, quien llevó el hilo conductor de la propuesta musical fue Marcelo «Chingui» Vico un batero sólido en su tarea, pero desplegando además un humor que cautivó a la audiencia, por «sus salidas». Con ese humor y algunos momentos serios fue presentando cada canción de la banda.
Los primeros temas fueron de Dino y en homenaje al Maestro de la Milonga Urbana, el blue de Montevideo, que supo alumbrar por año la música doloreña. Y cuando Joel cantaba «al estilo del Dino», parecía verse su figura sobre el escenario, todos supimos que Dino estaba allí, una vez más, entre nosotros, como siempre están los grandes de verdad.
Y en los juegos de voces y en la versatilidad de Gonnet Artus, dibujó momentos en que parecía que se sumaban el Pitufo Lombardo, Mauricio Ubal, pero, Joel iba más allá y le daba ese soplo de los duendes.
La guitarra de Milton Ruiz sonó con una sobriedad, pero también con una claridad, una limpieza tonal que recreó cada canción con ese toque de los muy buenos artistas de la guitarra.
Nestor Vico en el bajo rayó a gran altura y en todos los ritmos, sus cuatro cuerdas marcaron con certeza el rumbo de la canción.
El cambio más grande de la noche fue Stiven Peñaloza, de la batea de primera hora a los teclados en La Dolores, aparte, como dijo Joel, es también un gran guitarrista, es decir un músico multi instrumental, completo.

Gabriel Fernández en sonidos y Emanuel Saravia en luces, completaron esta muestra de arte verdadero.
TODAS LAS VOCES, TODAS
Y al final se unieron los siete músicos en escena y fue la frutilla del postre.
Repito, lo del comienzo, salí del Lacan Guazú, con la sensación de haber visto una de cow boy, a los siete magnificos. pero para mi que quiere que le digan, estos músicos, son profetas en su tierra, y no hay vuelta…
CARLOS MARÍA CATTANI
CAMACA

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