InicioArtistasJorge Menoni Llona : Amsterdam,  tulipanes, molinos de viento y amistades

Jorge Menoni Llona : Amsterdam,  tulipanes, molinos de viento y amistades

 

 

A lo largo de mi vida me ha tocado vivir situaciones curiosas, en distintos ámbitos, tal vez por ser así se mantienen vivas en mi y me miro en ellas, cada tanto, como si lo hiciera frente a un espejo.

En la vorágine de los años setenta, dejé los libros de estudio y con un primo y un amigo suyo, nos fuimos los tres a trabajar a la Argentina. Fue en esas circunstancias, en que conocimos a muchísima gente, en particular a uruguayos como nosotros que buscaban nuevos horizontes.

En 1974 en la Reina del Plata el otoño soltaba hojas de los árboles y balanceaba días de fríos y días tirando a verano. La brevisima historia que cuento, tiene que ver con una charla que mantuve con mi primo, que me dijo tenés que venir a comer a la pensión hay varios uruguayos allí, y dos salteños el Roger y el Poroto.

El Roger es un intelectual, un docente, y el Poroto dice que escribe, pero nos hace reír a cada rato. Un día voy a contar la historia de ese gran tipo que es el Roger, que tanto anda por Salto, por Bella Unión, Montevideo o España, pero, hoy me centro en el otro comensal.

A Poroto en ese 1974 lo vi un par de veces en algunas comidas, y sí, era muy divertido, y en una salida de la barra a una playa en Banfield fue un aguacero de cuentos y risas.

Poco tiempo después me contaron que Poroto se había ido a Europa en un barco. Dicen que andaba caminando por la Boca que entabla una conversación con un marinero español al que le dice que le gustaría irse a Europa. El marinero le pregunta si tenía pasaporte, que el pasaje lo podría pagar con trabajo en el barco, en la cocina o en otra tarea parecida. Le dijo que si y a los pocos días se fue. El barco hacia escala hacia en Holanda. El viaje duraba como tres meses porque paraba en varios puertos sudamericanos ante de cruzar el mar.

Yo al tiempo regresé a Salto, fui un siete oficio, aprendí muy poco, en cada rama, pero empecé a escribir mucho y a conformar grupos literarios, de gente de la cultura. Fue en 1984, cuando sacábamos la Revista Trilce que comencé a entablar una amistad con Don Altamides Jardim, coincidiendo que tenía como compañero de Redacción a uno de sus hijos, Ramiro.

Altamides me hablaba de un tal Poroto Menoni y de otros ex alumnos suyos que estaban en Europa que le mandaban cartas y le contaban de sus actividades culturales por Suecia, Holanda y Francia.

Pero fue en este Siglo XXI que mantuve un contacto, breve pero intenso con Jorge Menoni a través de facebook, incluso publique algunas de sus cosas en redes sociales, en un portal.

Supe que había escrito libros, que había participado en una colección de autores salteños, que había escrito guiones para cine y que había filmado algunas obras.

Fue entonces, que atando cabos, un día le comenté que en 1974 en Buenos Aires había conocido a un Poroto Menoni que se había ido en barco hacia Europa.

”Soy yo”, me dijo.

Y recordamos aquellos días, fue reconfortante.

Yo venía preparando una nota periodística dedicada a él, que se la hice llegar. Lo escrito lleva el mismo titulo con que hoy presento esta nota que dice así:

AMSTERDAM, TULIPANES, MOLINOS DE VIENTO Y AMISTADES

“Dicen en el viejo almacén de las aventuras, ese que da frente al muelle de las despedidas, que es habitual ver a salteños zarpando.

Y que eso no es de ahora, sino de los tiempos del Gobernador de Viana. Si el mundo fuera más grande, si tuviera más tierras, países y lejanías, seguramente algún salteño andaría por allí, como al pasar, como al soñar y como al quedarse…

Algo así le pasó a Jorge Niels Menoni Llona que un día mirando barcos en el Riachuelo, en el Buenos Aires de 1974, uno de ellos de bandera holandesa, lo tentó y se lo llevó, tiempo después.

Fue en marzo de 1978 que se radicó en Amsterdam, Holanda, hasta la actualidad. Su profusa creación literaria, su producción  fílmica fue allí, en el  país de los molinos de vientos, de los fiordos, de los tulipanes.

Jorge Niels Menoni Llona nació en Salto, el 26 de agosto de 1950, hijo de Daniel e Irma, fue creciendo en la Colonia Harriague, y un día su familia se vino para la ciudad, al corazón del barrio Cerro.

EL ARQUITECTO DE MUNDOS LITERARIOS Y CINEMATOGRÁFICOS

Hay escritores que no solo construyen historias, sino que esculpen mundos, modelan realidades y desafían las fronteras del pensamiento. Uno de ellos es Jorge Menoni, el escritor y cineasta salteño que, desde su exilio creativo, ha tejido una obra marcada por la profundidad filosófica y el lirismo evocador. Su vida y su obra son un puente entre continentes, un testimonio de la persistencia del arte como refugio y como trinchera.

UN VIAJE DE LETRAS Y CELULOIDE

Jorge Menoni anda por  Ámsterdam desde hace más de tres décadas. Su travesía lo llevó a sumergirse en el crisol cultural europeo sin perder el arraigo de sus orígenes rioplatenses. Su pluma, cargada de nostalgia y de un profundo humanismo, ha sido el hilo conductor de una obra que abarca la poesía, la narrativa y el cine.

Menoni ha explorado el séptimo arte con una pasión que lo llevó a dirigir filmes como Prohibido, estrenada en la Universidad de la República en Salto. Su pasión por la cultura y la expresión artística también se reflejó en su labor como director de la revista digital Ámsterdam Sur, una publicación que sirvió de faro para escritores, pensadores y artistas de habla hispana en Europa”.

Esto fue lo publicado en su momento, que andará surcando por el vasto universo de portales digitales o redes sociales, porque era también en tiempo en que facebook nos permitía escribir y almacenar cuentos poemas, entrevistas, todo lo cultural posible. Un día eso se terminó y muchas de mis cosas quedaron por ahi.

Refloto lo que tengo en mi computadora y le agregó otras cosas, ahora.

LA VOZ DE UN EXILIADO DEL TIEMPO

La literatura de Menoni es un territorio donde el tiempo se pliega sobre sí mismo, donde la memoria y el olvido se disputan el alma de sus personajes. Su obra poética comenzó con Epílogo de sueños (1985) y El tiempo del origen (1996), dos libros que trazan un mapa de su imaginario simbólico. Sin embargo, fue en la narrativa donde su genio alcanzó su mayor expresión.

Su primera novela, El cementerio universal de los vivos (1987), es un testimonio de su fascinación por los límites entre la vida y la muerte, la vigilia y el sueño. Con una prosa introspectiva y filosófica, Menoni nos sumerge en una meditación sobre la existencia y la creatividad. Esta obra fue el punto de partida para una serie de novelas que consolidaron su voz inconfundible: El cazador de eternidades (2011), El río de papel (2017), Música para un hombre malo (2019) y La frágil cordura de Denise (2021).

LA FRAGILIDAD DE LA REALIDAD

En La frágil cordura de Denise, Menoni nos presenta a una protagonista atrapada entre la razón y la locura. Denise, recluida en un psiquiátrico de la Toscana, se niega a aceptar los límites de su encierro y construye un universo alternativo donde la imaginación es su única vía de escape. En esta novela, el autor nos desafía a cuestionar las estructuras de la realidad y la subjetividad de la mente humana.

Sus cuentos, recopilados en El primer día del mundo (2009), también son un ejemplo de su maestría para capturar lo efímero y lo eterno en un solo instante. Menoni fue un artífice de lo intangible, un narrador de las inquietudes más profundas del ser humano.

CINE Y LITERATURA: DOS LENGUAJE, UN SOLO ARTE

El cine también fue su campo de exploración. En su filmografía destacan cortometrajes como El duende del Río Amstel y El pozo del alma, este último dedicado al escritor uruguayo Juan Carlos Onetti. En estos trabajos, Menoni trasladó su lirismo literario a la pantalla, fusionando lo visual con lo poético en una búsqueda constante de lo trascendental.

El simbolismo, la introspección y la meditación sobre la condición humana son ejes que atraviesan tanto su literatura como su cine. Sus películas, aunque menos conocidas en el circuito comercial, han sido apreciadas en círculos de cine independiente, donde se ha reconocido su capacidad para transformar imágenes en pura filosofía visual.

ENTRE DOS ORILLAS

Jorge Menoni es, sin duda, un creador de puentes. Su obra enlaza continentes, culturas y tiempos. Desde la lejanía de Holanda, su literatura nunca dejó de resonar con el eco de su Uruguay natal. Su imaginario, alimentado por la nostalgia y la exploración intelectual, nos deja un legado que trasciende su propia biografía.

Su obra es un viaje perpetuo entre lo real y lo onírico, una búsqueda incesante de la esencia humana. A través de sus libros, sus filmes y su revista, Menoni nos ofrece un espejo donde podemos vernos reflejados en nuestras propias inquietudes existenciales.

En el vasto cementerio de los vivos que es la literatura, Jorge Menoni sigue habitando en cada página que escribió, en cada imagen que proyectó, en cada idea que compartió con el mundo.

CAMACA

 

Esta nota original fue publicada por Diario El Pueblo en mayo 2025

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisment -
Hecho en el Sur

Most Popular

Recent Comments