La poesía avanzaba calle arriba
de faldas cortas y de tacón.
Miré ese texto voluptuoso, de ritmo pleno y exacta métrica
sin apartarme de las rimas y los versos pares,
de la llama estructural de sus caderas.
Me perdí en su doble estrofa superior, turgente
enérgica, desafiante, inquieta.
Un cuerpo literario se compone sólo de palabras?
Y sus sudores?, y sus temblores?, y la lengua salvaje?
y los entrecortados te quiero, a pura piel,
no son la esencia de los versos?.
Me hablaba de las bondades de la lluvia,
me hablaba del jardín de los colores
y me hablaba que sentía arder
sus bosques íntimos
cuando corriendo por el mapa de la piel
le robábamos arena al reloj,
la insaciable ofrenda de la vida….
CAMACA