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Financiamiento departamental sin fideicomiso: Las alternativas si la Junta no aprueba el proyecto de Albisu

 

 

Si la Junta Departamental no aprueba el fideicomiso solicitado por el gobierno de la CORE encabezado por Carlos Albisu, el departamento deberá encontrar nuevas vías de financiamiento. Entre la reestructura interna, la optimización tributaria, los créditos tradicionales y los fondos nacionales, se abre un abanico de caminos posibles para sostener obras y políticas públicas.
La decisión de la Junta Departamental sobre el fideicomiso de largo plazo marcará un punto de inflexión para la administración de la intendencia. Si se aprueba, el gobierno podrá ejecutar el programa previsto. Si no prospera, comenzará otra discusión: ¿de dónde saldrán los recursos para sostener inversiones, obras y compromisos asumidos?
Lejos de clausurar las posibilidades, la ausencia de fideicomiso obliga a revisar herramientas tradicionales y otras no tan visibles, pero al alcance de cualquier administración departamental que necesite financiarse sin hipotecar los ingresos futuros.
1. Optimización de recursos propios, el camino más inmediato
La primera respuesta está dentro de casa, gestionar mejor lo que ya existe.
AJUSTES TRIBUTARIOS Y MEJORA EN LA RECAUDACIÓN
La Intendencia puede reforzar la recaudación de tributos como la Contribución Inmobiliaria, la Tasa General Departamental o la Patente de Rodados.
También puede implementar planes de refinanciación para recuperar deudas antiguas, movilizando recursos que hoy están inmovilizados.
VENTA O ARRENDAMIENTOS DE ACTIVOS
Otra opción es la enajenación o arrendamiento de bienes no esenciales, desde terrenos hasta inmuebles o maquinaria en desuso, generando ingresos extraordinarios sin comprometer servicios.
REESTRUCTURACIÓN PRESUPUESTAL
Aplicar criterios de austeridad, revisar gastos corrientes y reasignar prioridades es una herramienta frecuente cuando el margen financiero es estrecho. La eficiencia puede liberar recursos para inversión sin necesidad de endeudamiento.
CRÉDITO TRADICIONAL, FINANCIAR SIN FIDEICOMISO
Si se descarta el fideicomiso como instrumento de garantía, sigue abierta la vía del endeudamiento clásico.
Préstamos bancarios: La Intendencia puede solicitar financiamiento al BROU u otros bancos, con líneas de corto o largo plazo según el tipo de obra o inversión que se busque ejecutar.
Organismos multilaterales: El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) o la CAF financian proyectos de infraestructura y desarrollo territorial con tasas favorables.
Estos créditos requieren proyectos sólidos, estudios técnicos y aprobación nacional, pero permiten ejecutar obras estratégicas sin comprometer ingresos futuros de forma tan rígida como un fideicomiso.
RECURSOS INTERGUBERNAMENTALES, EL ESTADO COMO ALIADO
Uruguay cuenta con mecanismos institucionales que buscan equilibrar el desarrollo territorial.
Asignaciones nacionales: Las intendencias reciben recursos del Presupuesto Nacional según reglas constitucionales. Aunque ya forman parte de la estructura corriente, pueden reforzarse mediante reprogramaciones o acuerdos específicos.
Fondo de Desarrollo del Interior (FDI): Diseñado especialmente para departamentos del interior, financia proyectos de infraestructura y desarrollo, constituyendo una herramienta potente para obras medianas o grandes.
FIGM y convenios con el gobierno central: El Fondo de Incentivo a la Gestión Municipal y los convenios específicos con ministerios permiten financiar desde obras puntuales hasta proyectos integrales de desarrollo urbano, vivienda o saneamiento.
ENTRE LA PLANFICACION Y LA RESPONSABILIDAD PÚBLICA
El debate sobre el fideicomiso no solo es contable, es político, estratégico, e incluso filosófico.
Plantea una tensión clásica en la administración pública, ¿apostar al financiamiento futuro para acelerar el desarrollo, o ajustar el presente para no comprometer a las próximas generaciones?
UN DESAFIO MAYOR
El principal desafío sin el fideicomiso es que la Intendencia pierde un instrumento de deuda con garantía específica y atractiva para los inversores, lo que le permitía obtener un gran volumen de capital de forma inmediata. Las alternativas, si bien viables, suelen ser más lentas y/o ofrecen montos menores, lo que podría implicar un ajuste en la ambición o en los plazos de ejecución del plan de gobierno.
La negativa al fideicomiso no supone un callejón sin salida. Más bien obliga a pensar con más precisión, con más creatividad y con más responsabilidad. En definitiva, como decía Italo Calvino, “lo difícil es hacer coincidir la mirada amplia con el paso corto”.
Ese desafío —el de gobernar mirando lejos sin dejar de pisar firme— es el que enfrentará la Intendencia si el fideicomiso no recibe luz verde.
ARÓN VIERA

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