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El Santoral, 7 de diciembre

 


El Santoral de hoy, 7 de diciembre nos recuerda a San Ambrosio de Milán, el primero de los Padres de la Iglesia Occidental.
Ambrosio es un nombre masculino de origen griego, cuyo significado es ‘inmortal’.
Ambrosio de Milán, de nombre original Aurelio Ambrosio (en latín: Aurelius Ambrosius; Tréveris, c. 340-Milán, 4 de abril del 397), fue un destacado obispo de Milán y un importante teólogo y orador.2​ Hermano de santa Marcelina, es uno de los cuatro Padres de la Iglesia latina o de Occidente y uno de los 37 doctores de la Iglesia católica.
Ambrosio procedía de una noble familia cristiana, pero no había recibido el sacramento del Bautismo. Su padre Aurelio Ambrosio era prefecto de la Galia Narbonense. A la temprana muerte de su padre, su madre lo trasladó a Roma, siendo todavía un muchacho, y lo preparó para la carrera civil, proporcionándole una sólida instrucción retórica y jurídica.
También estaba previsto que Ambrosio se convirtiera en funcionario imperial. En el lugar de Roma en que, según la tradición, vivía con su hermana Marcelina, hoy en día se alza la iglesia de Sant’Ambrogio della Massima. Al final acabó trabajando en Sirmio bajo el prefecto Sexto Petronio Probo, una de las personalidades más relevantes del momento, que hacia 372/73 le encomendó la provincia Aemilia-Liguria (Emilia y Liguria). La sede de la provincia estaba en Milán.
La diócesis de esta ciudad italiana, como toda la Iglesia, estaba profundamente dividida entre católicos y arrianos. En el año 374, tras la muerte de Auxentius, Ambrosio, que entonces era el prefecto y muy respaldado por todos, acudió personalmente a la basílica, donde se iba a celebrar la elección, para impedir cualquier conato de rebelión. Según la tradición, su discurso fue interrumpido por el grito de un niño que dijo tres veces: Ambrosius episcopus!
Aunque era un candidato aceptado por todos, él mismo se opuso con todas sus fuerzas a su elección, pues no se consideraba preparado para ello: era todavía catecúmeno, es decir, se estaba preparando para el bautismo. Solo por intervención del emperador se mostró finalmente dispuesto. En el plazo de una semana recibió los sacramentos del bautismo y del orden, siendo ordenado diácono y sacerdote, con lo que ya no había impedimentos canónicos para su consagración episcopal.
Siendo obispo fue adquiriendo sólidos conocimientos teológicos, estudiando la Biblia y autores griegos, como Filón, Orígenes, Atanasio y Basilio de Cesarea, con quien mantuvo correspondencia. El estudio, junto con la meditación de la Escritura, será la fuente que nutrirá su actividad: la predicación, en la que también aprovechaba sus conocimientos anteriores de retórica y de griego; acción pastoral y social…
En la liturgia introdujo el canto ambrosiano, al que da nombre. Su carácter, sus homilías y su interpretación de la Biblia impresionaron a Agustín; en la Pascua del 387 fue bautizado por Ambrosio. Dice la tradición que fue en ese momento cuando surgió el Te Deum.
Después de san Hilario, Ambrosio será el primero de los Padres de la Iglesia occidental, de la época dorada de la Patrística, junto a los otros dos, contemporáneos, con los que mantendrá relación: los santos Jerónimo y Agustín.

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