El dicho popular, «no hay más perro que el chocolate», se aplica muy bien para este momento que vive el Frente Amplio en Salto.
Desde 2010 Andrés Lima es la principal figura del Frente Amplio en nuestro departamento, por derecho conquistado en las urnas.
Junto a su hermano, Álvaro y las agrupaciones que conforman el ENFA son la expresión electoral más contundente de la fuerza de izquierda, desde entonces.
Las otras vertientes han sostenido a lo largo de estos años que «El limismo», como se le conoce, no es frenteamplista, que los hermanos Lima no son del Frente Amplio.
El frenteamplista de a pie, que no comulga con la forma de gobernar de los Lima, lo dice y lo repite en todos lados que: «ellos,(los Lima), no son frenteamplistas».
Ese mito se terminó de romper el pasado domingo. Si los Lima no son el Frente Amplio de verdad, los frenteamplistas en Salto son muy pocos.
Si Ramón Fonticiella con ocho mil votos y Gustavo Chiriff con cuatro mil votos son el Frente Amplio. Los frenteamplistas de Salto son doce mil, y no más.
Álvaro Lima con 23 mil votos quintuplicó a Gustavo Chiriff y capaz que con los votos observados triplica a Fonticiella.
Los frenteamplistas que no quieren a los hermanos Lima, deben de asumir de una vez por todas, que los Lima no solamente son frenteramplistas en cuerpo y alma, sino que son la mayoría de ellos. Y que sus votantes son distintos, pero son frentistas, de verdad.
Quien se quiera engañar, que se engañe, la realidad es otra.
ARÓN VIERA
