InicioArtistasDinastías musicales de Salto, entre la herencia y el canto eterno

Dinastías musicales de Salto, entre la herencia y el canto eterno

 

 

Desde los pioneros Duré-Cervera hasta los Sánchez, Curubeto, Previale, Nicola, Lanzieri, Dutra, Mena y tantos otros, Salto ha tejido una constelación de familias donde la música es raíz, ritual y destino. A través de generaciones, estos linajes han dejado su huella sonora en escenarios, programas emblemáticos como Cantando en familia y, sobre todo, en la memoria viva de una ciudad que canta con apellido propio.

Debemos decirlo, y si es en voz alta mejor: Salto no solo ha sido cuna de aguas termales y escritores ilustres, sino también de un linaje sonoro que se ha trenzado en sus calles, entre patios y guitarras, entre voces que se heredan como el pan. La música, en esta tierra, no se aprende: se respira.

Las familias musicales salteñas han creado una cartografía afectiva donde cada apellido resuena como un acorde en la memoria colectiva. Los Duré-Cervera fueron, quizás, de los primeros en abrir ese sendero hacia lo popular y televisado, cuando participaron del recordado programa Cantando en familia, aquel ciclo que Canal 4 de Montevideo transmitía en décadas pasadas. No eran solo músicos: eran portadores de una tradición que se tejía en sobremesas con guitarras y armonías entre generaciones.

Aunque dicen que los Peruchena, el gran Bautista que tocaba el trombón y su hermano que cantaba, allá por lo años cuarenta del siglo pasado.

Lo cierto es que resulta fascinante traer a cuento a familias que han hecho de la música más que un simple sonido, flores del alma muchas de ellas que aroman en la actualidad.

Confieso que en estas circunstancias me atropellan los recuerdos, los nombres y seguramente, por querer olvidarme de nadie, me olvidaré de algunos y desde ya les pido perdón.

Y comienzo a recorrer la galería con los hermanos Colebrado, Miguel y Julio, dos morenos del Cien Manzanas que cantaban folklore, buenas voces y buenas guitarras.

Y de familias de artistas, la de los Lanzieri – Rognoni, “José Yuyo” Lanzieri folklorista de notable voz. Ramón, escritor a rodas luces brillante, Beatriz bailarina de folklore de los primeros tiempos de Eduardo Piñeyro. Cecilia de Transitando Huella, destacada docente de danzas folklóricaSs, Damían batero de murgas,Aquiles Lanzieri, también murguista.

Y por el lado de los Rognoni, el patriarca Anselmo, hombre de teatro y de recitados con vibrante voz. Su hijo Betín, musico de orquestas bailable, el nieto Carlos, baterista de Los Rítmicos y de varias orquestas del medio.

Los Enmenneger, Juan Carlos, referente de nuestro folklore, su hijo Juan Eduardo que se destaca en la otra orilla.

Los Curubeto, José Luis, una leyenda de la batería, Cecilio, Guillermo “Willy”, tecladista. Se han destacado en todos los ritmos, y de tanto en tanto se junta para tocar, pero siempre están activos integrando otras agrupaciones.

Los Previale, Silvio y Hugo, los de la Academia que su padre, el gran maestro de la acordeón trajo un día a Salto de la vecina Argentina.

Están los Barla, los Dutra, los Sagaria que marcaron una época con sus academias. Guardianes de una escuela cultural que va más allá del pentagrama; los Nicola, que con cada interpretación aportan belleza y riesgo y brillan en las noches bailables de la actualidad Micke Nicolas y sus hijos, una orquesta de todos los ritmos, que actúen donde actúen tienen sus seguidores.

También de la rama de los Dutra, Denis, destacado acordeonista, pero también ejecutante de varios instrumentos, destacado murguista en los años 80/90 y sus hijos, hoy en día siguen esa tradición, Juan, y Sergio.

Hay familias y más familias, que han puesto su voz y su alma en múltiples escenarios, llevando a Salto en la garganta como quien lleva una patria.

No es un fenómeno aislado. Es una sinfonía extendida en el tiempo, donde cada familia afina su legado con nuevas generaciones que toman la posta. Hijos que siguen a padres, nietos que encuentran en el sonido del piano o el canto coral una forma de pertenecer al mundo.

Estos músicos no buscan fama: sostienen una liturgia del arte que ha sabido resistir modas, exilios, silencios y olvidos. Son los portadores de una estética íntima, que se filtra por las ventanas abiertas de los barrios y se transforma, sin prisa, en patrimonio invisible.

Salto, en definitiva, es también una ciudad que canta con apellido. Y en ese canto se cifran no solo melodías, sino maneras de mirar la vida, de resistirla y celebrarla. Porque, como dijo alguna vez un poeta: hay familias que heredan tierras… y otras que heredan canciones.

MÁS FAMILIAS MUSICALES

Sergio Mena, actual director de la Orquesta Municipal, su hija Ana Paula Mena (trompeta) y su yerno, Fabian Jorge (tuba) rinden culto a la música

Los Fagúndez, Daniel y su hijo que dan vida a la música bailable.

Miguel Blanco, el gran “Miguelito”, acordeonista, cantor, locutor radial, alma mater de “La Terrabanda” en su tiempo. Su hija Paula, cantante, y Miguel (h) tecladista.

Nuestra colega Maria Fernanda Ferreira, una voz icomparable, su hija Gabriela Costa, cantante también y el hijo flautista.

Wilson Ferreira y su hijo Angelo ambos saxofonistas

Las hermanas Gallino, una Pianista y bajista, la otra, saxofonista y la tercera clarinetista.

Miguel Acosta e hijo, ambos paileros en orquestas tropicales

Los hermanos Zacarías, uno bajista y el otro guitarrista

Américo Gaudín y su hijo también era guitarrista. Y no nos olvidamos del pintor, Bolivar Gaudín que brillara en París.

Beatriz Volpi pianista, y su padre tocaba el saxo, los hijos de Beatriz, Gige Cattani, toca la guitarra y Marcelo “Monito” Cattani pintor, un artista plástico completo. Por esa rama de los Cattani están también Oscar “Chiche” Cattani, cantor,la hija de Chiche, Pamela cantante, hoy brilla en Las Tabaré, y la otra hija ,gran actriz de teatro.

Alberto Chiriff, músico, docente y filósofo, Nestor “Perico” Chiriff gran director de teatro y en su juventud fue integrante de La Nueva, murga salteña.

Héctor Carballo y Pablo Carballo, ( padre e hijo), uno y el otro guitarrista.

Los Sánchez, Sebastián y Facundo, dúo que han sido teloneros de grupos internacionales. Otros Sánchez, Néstor Sánchez y Junior, su hijo, cantantes tropicales.

Los Bruzzone,Héctor tecladista y sonidista, de larga trayectoria, sus primos, Roberto fue batero en los años sesenta y setenta, lo mismo que Elbio que fue bajista de Manzana..

Y así, uno a uno, los nombres se suceden como notas en una vieja partitura escrita con amor, talento y memoria. En cada patio donde aún suena una guitarra, en cada voz que se alza en la penumbra de un ensayo, en cada niño que aprende su primer acorde sin saber que está entrando en una historia más grande que él, Salto sigue cantando.

Porque no se trata solo de familias que hacen música. Se trata de una ciudad entera que, generación tras generación, elige no olvidar su melodía. Y al hacerlo, nos recuerda que hay linajes que no se escriben con sangre, sino con canción.

Que nunca nos falten estas voces, ni estas manos, ni estos apellidos que son abrazos afinados al alma. Que nunca dejemos de decir, aunque sea bajito y con emoción: Salto, tierra de música, nos sigue enseñando a escuchar.

CAMACA

 

 

LA NOTA ORIGINAL FUE PUBLICADA EN DIARIO EL PUEBLO EN JUNIO 2025

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