El autor de Rayuela no solo nos dejó historias que jugaron con nuestra percepción de la realidad, sino también una vida marcada por relaciones llenas de pasión, creatividad y compañerismo. Aquí te comparto cuatro de las más conocidas:
Aurora Bernárdez: Su primera esposa y gran aliada literaria.
Aurora, traductora argentina, fue mucho más que una compañera de vida. Se conocieron en París y estuvieron juntos desde 1953 hasta 1967. Aunque se separaron, Aurora siguió siendo su amiga cercana y responsable de cuidar el legado literario de Cortázar tras su muerte.
Carol Dunlop: El amor de los «autonautas».
En 1978, Carol, escritora y fotógrafa canadiense, conquistó el corazón de Cortázar. Juntos emprendieron un viaje extraordinario por la autopista entre París y Marsella, que quedó plasmado en Los autonautas de la cosmopista. Fue una relación llena de creatividad y exploración hasta la muerte de Carol en 1982, una pérdida que marcó profundamente al escritor.
Edith Aron: ¿La Maga de Rayuela?
Aunque nunca fueron pareja oficial, Edith Aron, traductora alemana, inspiró en parte al mítico personaje de Rayuela. Su relación amistosa dejó una huella en Cortázar, aunque Edith siempre negó ser exactamente “La Maga”.
Poliamor y libertad
Cortázar vivió sus vínculos con una perspectiva abierta y poco convencional para su época. Creía en un amor sin ataduras, y eso se reflejó tanto en sus relaciones como en su literatura.
Estas son solo algunas de las historias detrás de su vida amorosa. No se incluyen todas sus relaciones, pero cada una de ellas nos muestra un poco más del hombre detrás de las palabras.