El 15 de noviembre se celebra a San Alberto Magno, Doctor de la Iglesia y patrono de los estudiantes de ciencias naturales12. Además, en este día también se celebran otros santos como Eugenio de Toledo, Desiderio de Cahors, Fidenciano, Fintano de Rheinau, Gurias de Edesa, José Mkasa Balikuddembé, Leopoldo, Maclovio de Alet, Rafael, José Kalinowski y Samonas de Edesa.
San Alberto Magno exploró la mayoría de ramas de la ciencia de su tiempo (teología, filosofía, retórica, alquimia, botánica, etc) e inspiró a otras mentes excepcionales en la búsqueda de la verdad. Entre sus discípulos estuvo Santo Tomás de Aquino. A Alberto se le conoce como el “Doctor Universalis” (Doctor Universal) debido a su vasto conocimiento, el que fue adquirido con mucho esfuerzo y, aunque pocos lo saben, con la ayuda de la Virgen María, con quien San Alberto hizo una suerte de “trato”.
San Alberto nació en Lauingen (Alemania) entre los años 1193 y 1206. A los 16 años empezó a estudiar en la Universidad de Padua, donde conoció al beato dominico Jordán de Sajonia, quien lo animó en su vocación religiosa y a integrar la Orden de Predicadores (dominicos).
Años más tarde, Alberto obtuvo el puesto de profesor en la Universidad de París, centro intelectual de la Europa de aquel entonces. Allí se convirtió en un maestro notable. Se dice que el número de sus estudiantes llegó a ser tal que tuvo que trasladar sus clases del aula a la plaza pública, para que todos lo puedan escuchar. Esa plaza hoy evoca su nombre: la Plaza de Maubert” -contracción de “Magnus Albert” (Alberto, el Grande)-.
San Alberto fue elegido superior de la Orden de Predicadores en Alemania y posteriormente nombrado rector de la universidad de Colonia. Fue allí donde tuvo como discípulo a otro “grande” de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino.
A Alberto se le consideraba una autoridad en áreas muy difíciles y diversas: filosofía, física, geografía, astronomía, mineralogía, alquimia (química), biología; así como en Biblia y teología. Se le atribuye el descubrimiento del arsénico y una explicación sobre la tierra como cuerpo esférico.
Él fue el gran iniciador de lo que se conoce como “escolástica”, el movimiento cultural centrado en la educación que cambiaría el rostro de Europa para siempre. No obstante, a pesar de sus dones y de la fama obtenida, fue siempre un hombre sencillo, aferrado a la oración y los sacramentos.
En Roma, Alberto, llegó a ser el teólogo y canonista personal del Papa. Luego sería ordenado obispo de Regensburg, servicio al que renunció tiempo después para dedicarse a seguir formando nuevos teólogos y filósofos para la Iglesia. En 1274 participó activamente en el II Concilio de Lyon.