…»A lo que importa» por Jorge Menoni
“A la luz de un llamerito
yo suelo pensar mejor
la luz que me falta afuera
me sobra en el corazón”
Hoy quiero recordar lo bueno y lo grande de la obra de uno de los mejores poetas salteños uruguayos.
No importa cómo eligió vivir el poeta. No importan las vicisitudes, la soledad, el olvido o los excesos que padeció, lo que importa es su obra.
Hay que respetar la memoria del poeta, no usar las miserias de la vida pasada y vivida a pleno, que a todos de alguna manera u otra nos acontece por propia elección, por encima de la poesía.
No queremos héroes de barro, queremos poetas humanos.
No queremos desenterrar heridas, queremos poesía
Porque lo grande del ser humano creador no es su biografía ni su heroicidad, ni su derrota, sino su pluma.
Al igual que muchos escritores como Onetti, por citar algunos, que se retiró a la soledad de la cama para escapar de la farándula mundana o un Ciorán, exiliado y retirado de la vida pública, o Emilio Oribe que murió pobre y en la miseria y olvidado o un Borges que se lo llevaron a Ginebra apartándolo de su Buenos Aires con los que le unía el espanto, etc, etc, Víctor Lima, eligió la soledad para tomar la resolución final que lo alejó de la vida.
Pero lo que primó en todos ellos fue siempre que sus creaciones encontraron el único lugar válido, sus verdaderos merecedores, sus lectores.
A Víctor Lima los que olvidaron, o dejaron de lado fuimos todos, principalmente la gran mayoría que no lo leyó, que no lo lee, excepto algunos pocos.
Debemos situarnos siempre en el umbral de discreción que no debemos franquear, en el umbral de la verdadera lectura , discreta, silenciosa, desinteresada que está muy lejos del resquemor y la injuria o de la frivolidad.
Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos
No debemos hurgar en lo que no interesa, en los entresijos de una vida vivida a pleno y en los bordes, sino leer los versos que acompañaron al poeta pues su vida fue eso, una vida poética permanente, andariega, sensible e intensa.
…”Arroyito de la sierra,
que siempre y siempre caminas:
el que no envidia tu suerte,
nunca sabrá de la vida”
Víctor Lima fue un poeta mayor, una poesía fina, sustancial que cobra intensidad cuando describía su tierra y su gente, que no era solo la de su Salto natal, el poeta tenía varias moradas que quería por igual.
Roberto Lucero afirma: “Su preocupación era el ser humano. Siempre estaba pendiente de lo que sintiera sobre todo la gente humilde, eso le llegaba muy hondo y le preocupaba mucho”.
“María Sanabria, tú
sufrida obrera del agua
tus manos van siempre niñas
por tus lívidas mañanas,
tus manos ¡ya! desde niña
al trabajo acostumbradas…
Resumiendo esta breve semblanza diría que el poeta es un ser alado, un ángel del verso y en su poesía y en sus canciones es entonces con que debemos recordar a este maravilloso poeta compatriota, tan disfrutable, tan frágil, tan trágico, tan genial, para poder concluir diciendo:
-esto es Literatura, con mayúscula, y esto es lo que importa, por encima de la aciága vida o el olvido o sus demonios y destacar y celebrar ese íntimo rincón sagrado poético en donde Víctor Lima se refugió para regalarnos su alma y tantos y tantos poemas perecederos.
…“Yo venía del fondo de los días
más amargos, más hoscos, más baldíos,
duro reverso de las alegrías”
No hay mejor manera de acercarse a la obra de Víctor Lima que rescatar su pasión por poblar de sonetos el mundo, pues leerlo y homenajearlo significa tenerlo presente, seguir viviendo, ser un sobreviviente en este mundo donde los seres humanos debemos mancomunarnos hoy más que nunca en la tarea de rescatar solo lo que importa, lo que une, lo que suma.