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El loco es un kamikaze

Para quienes hace aΓ±os que lo conocemos sabemos que el loco es un kamikaze, por eso no nos sorprendiΓ³ la noticia de su nueva β€œhazaΓ±a”.

Una vez, en que perdiΓ³ la IASA una final de un Campeonato de los barrios, pasΓ³ tres dΓ­as sin salir de la casa. En realidad, sin entrar a la casa, porque se quedΓ³ sentado en la copa de un Γ‘rbol que tenΓ­a al fondo…

Y cuando se bajΓ³, por decirlo de alguna manera, se tirΓ³ de cabeza, partiendo un zapallo con el que su madre pensaba hacer dulce en Semana Santa.

Yo lo recuerdo al loco a toda velocidad con su triciclo, tendrΓ­a cinco o seis aΓ±os, y si no terminaba remachado en un Γ‘rbol, lo hacΓ­a en una columna o se chocaba alguna vecina que volvΓ­a de los mandados, todos los dΓ­as era igual.

Siempre fue un kamikaze el loco, capaz de subirse a la rama mΓ‘s fina del Γ‘rbol mΓ‘s alto, doblarse y a veces venirse al suelo.

Arreglar las viejas antenas de televisiΓ³n, sentΓ‘ndose en la parrilla y tomarse unos mates, y hacer ruido en el techo de pompis, si en esos soplaba un viento fuerte y la parrilla se inclinaba y Γ©l se desprendΓ­a.

Era cosa suya el caminar por el estendedero de ropa de la abuela que tenΓ­a en la terraza y tirarse desde el techo con paracaΓ­das de nylon que inventaba.

Pero la noticia de hoy, para muchos fue sorpresiva, tuvo mucha prensa, para nosotros, fue una cosa mΓ‘s, que le pasΓ³ al loco kamikaze que conocimos desde niΓ±o.

Un dΓ­a una vecina le pidiΓ³ bΓ‘jame el loro que estΓ‘ en la copa del Γ‘rbol de mamΓ³n, por favor que el Pepito hace hora que no come la papa.

El loco subiΓ³ con una celeridad pasmosa y ubicΓ³ entre medio de tres suculentos mamones, al lorito de la seΓ±ora. BajΓ³ tan rΓ‘pido como subiΓ³ con los tres mamones pero sin el loro…

– Bajaste los mamones y me dejaste el lorito, ΒΏpor quΓ©?

– Y el loro estΓ‘ verde todavΓ­a…

Un dΓ­a el loco le agrandΓ³ la boca a un bidΓ³n de cincuenta litros, utilizado para nafta y se metiΓ³ adentro y se pasΓ³ toda la tarde. Cuando a la noche lo ubicaron dobladito adentro del bidΓ³n, le pidieron que saliera, a lo que respondiΓ³ β€œPedime tres deseos, soy Aladino…”.

Un dΓ­a se afiliΓ³ al Partido Verde en apoyo de TΓ‘lice, puso todos sus ahorros en la campaΓ±a electoral, hizo propaganda en todos los medios y tan seguro estaba que ganaba el veterano hombre de ciencia y luchador ecologista, que al abrirse las urnas y ver la ubicaciΓ³n final de su lΓ­der, entre los ΓΊltimos de los candidatos, llevΓ³ cien lechugas a la Plaza Artigas, hizo una gran ensalada y se sentΓ³ al pie del Monumento a Artigas para comerse toda la ensalada, sin parar, en protesta por la insensibilidad de los votantes por la causa verde, la ecologΓ­a y todos los me lleves (medio) ambientales…

Esa maΓ±ana, a nosotros en el barrio, no nos sorprendiΓ³ todo el despliegue policial, de los medios de prensa. Estaban todos los capangas uniformados, todas las figuras del periodismo vernΓ‘culo, hasta el Director de RecolecciΓ³n y Barrido y tambiΓ©n el de Servicios PΓΊblicos. Llegaron tarde, pero estuvieron tambiΓ©n allΓ­, los bomberos y los tres Directores de AcciΓ³n Social.

β€œPlanear con una cometa gigante, en silencio, sintiendo el aire en la cara. Volar con la gracia y majestuosidad de las aves. Sentirte libre. EufΓ³rico. Si siempre has querido volar, no te lo pienses: prueba el ala delta”. DecΓ­a el folleto encontrado en la casa del loco Kamikaze.

Hace miles de años, Ícaro quiso imitar a los pÑjaros y volar. Diseñó unas grandes alas con las que poder impulsarse y moverse a través de los cielos.

Después de mucho esfuerzo para construir aquellas alas, Ícaro se lanzó al cielo. Pero había un pequeño detalle con el que Ícaro no había contado: y es que sus alas eran de cera y al pasar cerca del sol, se derritieron.

Las del Loco kamikaze del barrio no eran de cera eran de tela de aviΓ³n y sus intenciones eran vengantivas.

Se levantΓ³ ese dΓ­a con Γ‘nimos terroristas porque en la noche anterior supo que su comparsa habΓ­a ocupado los ΓΊltimos lugares en el concurso de carnaval, y fue en la madrugada que decidiΓ³ vengarse del jurado, especialmente de uno, que estaba seguro le habΓ­a puesto cero.

El plan estaba bien sincronizado. Le afanΓ³ la lata de galletitas a su abuela que ya hacΓ­a aΓ±os no la utilizaba mΓ‘s.

Puso mΓ‘s de cien cohetes 12 tiros que habΓ­a comprado para festejar el triunfo de su comparsa, una gran mecha, un encendedor y partiΓ³ rumbo a calle ApolΓ³n en bicicleta, y con su ala delta.

Por suerte encontrΓ³ un voluntario que se animΓ³ a pedalear en su bicicleta y Γ©l tomΓ³ impulso en su ala delta llevando como objetivo las dos torres (tanques) de OSE de calle Paraguay. CobrΓ³ altura, vio su objetivo y a una distancia prudencial, encendiΓ³ la mecha.

Se sintiΓ³ un Bin Laden con el objetivo de destruir las torres de OSE y con ese mundo de agua que iba a salir sabΓ­a que la casa del jurado iba a quedar inundada y que lo iba a mojar a pleno al tipo, y le iba a dejar un barrial en esa casa para que sufriera como Γ©l habΓ­a sufrido con el puntaje.

Y si bien la mecha funcionΓ³, y la lata explotΓ³, en su ansiedad, midiΓ³ mal y pasΓ³ por entre medio de los dos tanques quedando incrustado y chamuscado en la rama de un Γ‘rbol.

Eso era lo que miraban los vecinos, eso era lo que indagaba y sacaba conclusiones la policΓ­a tΓ©cnica, y eso era lo que anotaba la prensa.

Nosotros le restamos importancia al asunto, era una mΓ‘s del loco kamikaze, que seguro ya estaba pensando en mandarse otra, en cualquier momento, apenas lo bajaran del Γ‘rbol…

CAMACA.

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