Se viene el carnaval, y todo vale, eso dicen los que saben.
No se si fue una broma de carnaval lo que me pasó, pero yo se las
cuento por la dudas. Confieso que al principio me costó entender
como venía la mano. Insinuaciones, uno recibe a cada rato, pero a
veces, puede ser una suposición o una simple coincidencia.
Pero no, ¡todo era real!. Me ofrecieron la candidatura a
convencional para las internas del mes de junio:
«Es cierto, vas a ir en el puesto 40, pero, pensá en el tango, las
cuarenta del mazo, desde allí dominás todo, ¿me entendés?», me
dijo mi líder. Eso, para mi era palabra santa.
Con la chorrera de votos que vamos a tener, como me dijeron
algunos de los convencionales principales, la cosa va a ir bien. Yo
puse unos pesos para la lista, mandé a buscar una majadita para ir
tirando en los clubes de barrio. Me hice unas tarjetitas con mi
nombre, para soltarla, entre las conversaciones que se vayan
dando.
– «Repartí todas antes de las elecciones, no te guardes ninguna,
total, si se te complica la bocha te mudás de barrio y punto» me
dijo, un veterano correligionario, sabio autodidacta lugareño,
caudillo zonal, con más actos electorales que años vividos.
Martes 3 de febrero – Ayer fue el primer club que visité. Debuté
como orador. Todo anduvo bien, hasta me aplaudieron. Lo único
que me equivoqué fue de barrio, dije compañeros del barrio Charrúa
y estábamos en el barrio Guarani, rivales desde los tiempos de las
flechas.
Jueves 5 – La campaña viene linda. Ayer estuvimos en dos clubes
de la periferia de la ciudad. La gente se devoró mi discurso, y los
corderos que llevé. Había un par de borrachos que me aplaudían a
cada palabra que decía. Agarré viento en la camiseta, me paré en
los pedales y me salió un discurso redondo-redondo, porque de la
emoción me caí del entarimado y rodé como bolita de purrete
arrabalero…
Sábado 7 – Es cosa de no creer, cada vez me salen mejores los
discursos, hay más gente que me aplaude y que se come mis
corderos. De algunos parezco que ya soy su ídolo porque me
siguen a todos lados y ni los huesitos dejan. Es cierto, mis
compañeros de lista también me piden plata, y cordero a lo bobo,
para otros clubes que van ellos, y yo les respondo con un discurso
de aquellos. Me acuerdo de las raíces del partido, del tronco del
partido y de la copa…de vino que me volcó un correligionario sobre
la camisa de seda que me regaló mi esposa.
Domingo 8 – Hoy destapamos champagne, comimos caviar y
analizamos la marcha de mi carrera política en mi casa quinta.
– Ya estás pronto para venirte al centro.- me dijo mi líder.- Con esa
labia que tenés, en cuanto se enteren en Montevideo, te mandan un
par de asesores de imágenes para ponerte camino al Parlamento
en las elecciones que viene…
– ¿Qué me falta, qué debo corregir?
– Muy poco. Tenés muchos tic nerviosos, date cuenta que estás
diciendo un discurso y no jugando al truco, por ahí se confunden las
señas…
– ¿Y qué más?
– No cabecees cuando hablás. Son aplausos los que te brindan, no
te levantan un centro. Además el cabeceo lo patentó Paulino hace
muchos años…
– ¿Algo más?
– Por qué estornudás cuando te mezclás con la gente?
– Me mata el olor a transpiración y a perfume barato del pobrerío…
– Tenés que hacer como Tachuela cuando le dijo al Cheby, «respire
hondo mijo que esto es olor a pueblo», y estaba en medio de una
manifestación de peludos que hacia una semana que no se
bañaban…
CAMACA